En medio del espectacular desarrollo económico de China, muy pocas personas se han hecho la siguiente pregunta: ¿a dónde va toda la basura que estamos generando? ¿Cómo se están gestionando los gigantescos residuos que está trayendo consigo esta frenética orgía de construcción y consumo?
Wan Jiulang (王久浪) fue de los pocos que sí se hizo la pregunta e intentó encontrar una respuesta. Este fotógrafo y director de cine se pasó dos años recorriendo 15.000 kilómetros en los alrededores de Pekín para seguir el rastro de los deshechos. El resultado es un documental titulado “Pekín, asediado por la basura” (垃圾围城), que se estrenó en 2010 y la semana pasada se presentó en el Instituto Confucio de Madrid. Una de las crónicas más realistas, abrumadoras y contundentes sobre el desafío medioambiental al que se enfrenta el gigante asiático.
Si otro de los documentales chinos más famosos de los últimos años, Under the Dome, adopta un tono didáctico y va a la raíz política y económica del problema, esta película es una descripción directa y sin filtros de la mala gestión de los vertederos en la capital china. El filme es una dura sucesión de ríos que cambian de color, familias pobres que sobreviven alrededor de los basureros, animales que se alimentan en los vertederos y basura, basura y más basura. No es precisamente el mejor documental para ver antes de la cena.
Sobre estas líneas puedes ver el documental entero. Si estás en China, también lo tienes en Youku.
Además del duro impacto visual de la película (es sin duda un puñetazo directo a las entrañas del espectador), el gran mérito de Wang Jiulang es mostrar las graves consecuencias que genera la pésima gestión de los vertederos. No se trata sólo de que la basura se acumule sin sentido en los alrededores de las grandes ciudades chinas. Toda esa basura acaba contaminando también el subsuelo de la tierra, con gravísimas consecuencias cuando se construye algo encima (recientemente 500 niños han enfermado por este motivo en una escuela de Jiangsu); los ríos sufren el impacto de los vertederos, contaminando el agua que después acaba en los grifos y las cocinas de los ciudadanos; en ocasiones ese mismo agua, tierra y verduras contaminadas se utilizan para alimentar a los animales, que acaban en los platos de los restaurantes. El círculo vicioso de la contaminación comienza con la basura, pero parece no acabar nunca.
Durante la presentación del documental en Madrid, Wang Jiuliang destacó un par de ideas. Primero, que por suerte las autoridades habían reaccionado positivamente ante la película y habían tomado medidas para solucionar el problema. La mayoría de vertederos han sido transformados en los últimos años en modernas plantas de incineración. Aunque esto genera otros problemas para el medio ambiente (sobre todo la contaminación del aire), no deja de ser una importante mejora.
En segundo lugar, Wang Jiuliang, con un discurso sólido y muy bien construido, hizo hincapié en que el problema no es solo de China, sino de todo el mundo. La gestión de la basura no es precisamente uno de los temas más sexys de los que nos gusta hablar mientras tomamos un café. Los ciudadanos separamos los deshechos, dejamos nuestras bolsas en los contenedores y nos olvidamos de lo que pasa después. La realidad es que parte de la basura que se genera en los países ricos acaba también llegando a China y otros países en desarrollo. Wang Jiuliang acabó con una pregunta para la audencia: “Y tú, ¿sabes a dónde va a parar tu basura?”.
De hecho, el programa “Comando Actualidad” de RTVE emitió hace poco un documental sobre los vertederos en España. No llegan al nivel de los pekineses, pero algunos les van a la zaga: http://www.rtve.es/television/20150309/sobra-basura/1111640.shtml