A finales de julio de 2014 decidí visitar Corea del Norte en un grupo turístico. De todos los países que he visitado este es sin duda el más exótico y sobre el que la gente siente más curiosidad, así que después de responder a las mismas preguntas ante distintos amigos, he decidido hacer un sencillo y breve vídeo para mostrar algunas de las cosas que vi por allí.
Las cosas que digo son un poco a vuela pluma y están poco elaboradas. Si queréis leer algunos de los artículos más detallados que he escrito para El Confidencial, podéis hacerlo aquí, aquí y aquí.
Aún así, aquí van unas ideas básicas:
1 – Viajar a Corea del Norte es bastante más fácil de lo que la gente se imagina. Hay que hacerlo a través de China y siempre en un grupo turístico, pero si tienes dinero y ganas (y no eres periodista o activista político) no tendrás ningún problema para entrar en el país. En la mayoría de los casos hoy se permite entrar con teléfonos móviles, cámaras de fotos e incluso ordenadores portátiles.
2 – La situación económica parece a simple vista mejor de lo que uno se pudiera imaginar. Antes de viajar allí, me esperaba encontrar un país miserable, sin coches por la calle y prácticamente sin infraestructuras. Aunque Corea del Norte es sin duda una nación pobre (especialmente si se compara con Corea del Sur o con las ciudades del este de China), durante la última década se ha producido un considerable desarrollo económico que ha mejorado la gravísima crisis que se vivió a finales de los 90. El régimen no parece a punto de colapsar y creo que tenemos Corea del Norte para rato.
3 – La situación política es al menos tan fanática como has leído. Si en el terreno económico me llevé una sorpresa positiva, en el político Corea del Norte da bastante miedo. No hace falta pasar allí mucho tiempo para darse cuenta del culto religioso que se rinde a Kim Il-sung y Kim Jong-il, con un fanatismo que se intenta contagiar a los turistas y que parece sacado de otro tiempo. Si decides visitar el país, ten en cuenta que la familia Kim se convertirá en seguida en un compañero de viaje inseparable.
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