El mundo ha cambiado considerablemente durante los últimos 60 años, pero muchas instituciones siguen reflejando el orden surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Una de ellas es el Fondo Monetario Internacional (FMI), que siempre ha estado presidido por un europeo y donde los países occidentales (sobre todo Estados Unidos) cuentan con las mayores cuotas de poder. Precisamente para cambiar eso y para “democratizar” el FMI, en el año 2010 se aprobó una reforma de esta institución para otorgar más votos a los países emergentes, entre ellos China.¿El problema? Que el Congreso de Estados Unidos, una vez más la pasada semana, se ha negado a ratificar la reforma.
La decisión de EE.UU. provocó indignación entre muchos países del G-20, que se reunieron el pasado 11 y 12 de abril en Washington. En China, el diario Global Times publicó un artículo en el que explicaba que Estados Unidos se había convertido “en el blanco de todas las críticas”. Según este periódico, los países del G-20 le dieron a la primera potencia mundial un ultimátum para dejar de obstaculizar la reforma del FMI e incluso hablaron de un plan B para finales de 2014 para evitar el bloqueo estadounidense.
A pesar de la negativa de Washington, lo cierto es que países como China consideran la reforma del FMI poco ambiciosa. Estados Unidos, que actualmente cuenta con un 16,7% de los votos, pasaría a un 16,4% tras la reforma (y seguiría por lo tanto manteniendo su derecho de veto en las decisiones más importantes). El país que se vería más beneficiado sería China, quien saltaría de un 3,8% a un 6%, pero a pesar de ello quedaría por detrás de Japón y muy lejos de EE.UU. Con la reforma del FMI países como Rusia, Brasil o India pasarían a entrar entre los diez más importantes. [En el diario El País tienen una amplia lista con los cambios en el resto de países]
En China, la negativa de Washington a aprobar la reforma del FMI se ha interpretado como una muestra más de la falta de interés por democratizar las instituciones internacionales. Como segunda economía del mundo y país más poblado, Pekín considera que su peso debería ser superior en instituciones como el Fondo Monterario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Ante la incapacidad y lentitud de estas instituciones por adaptarse a los nuevos tiempos, China se plantea otras opciones. “Si el G20 no funciona, si la OMC no funciona, pues entonces China se plantea otras alternativas”, explicaba recientemente Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China. “China busca respuestas para tratar de evitar que esos foros internacionales poco eficientes, al menos desde su punto de vista, bloqueen su capacidad de proyección económica a nivel internacional”.
Es ahí donde han entrado en los últimos años sus apuestas por los BRICS (incluidos instrumentos financieros), sus Tratados de Libre Comercio o su Organización de Cooperación de Shanghai. En un contexto de cambios globales, marcado entre otras cosas por el ascenso de los países emergentes, la negativa de EE.UU. a aprobar las reformas del FMI es una mala señal para la legitimidad de las instituciones internacionales.
La negativa de Washington se ha producido además pocos días después de que China perdiera en la OMC la denuncia presentada por la Unión Europea, EE.UU. y Japón, quienes acusan a Pekín de prácticas comerciales desleales al limitar la exportación de tierras raras y otros metales. Tampoco en este sentido ha sentado bien la decisión en China. En una encuesta (sin valor científico) en la página web del Global Times, hasta el 98% de los internautas chinos creían que el país debería apelar la decisión de la OMC:
A continuación traducimos algunos de los comentarios a estas dos noticias, tanto la relativa al FMI como a la OMC:
Internauta de Guangdong:
Estados Unidos es así. Utilizan su hegemonía económica y militar para marcar las reglas del juego. Si se dan cuenta de que las regulaciones provocan algún conflicto con los intereses de Estados Unidos, entonces ignoran las reglas y normas que ellos mismos crearon. Nuestros altos gobernantes, sin embargo, sorprendentemente todavía hablan de una “relación de matrimonio” para describir la relación entre China y Estados Unidos. Estos líderes que dirigen China, todavía tienen capacidad para tomar sus propias decisiones? Todavía tienen capacidad para pensar en los intereses de la mayoría de chinos?
Internauta de Henan:
Yo creo que lo que China tiene que hacer es un documental explicando el daño medioambiental que provoca la extracción de tierras raras, y darlo a conocer a todo el mundo. Que todo el mundo comprenda la gravedad de la destrucción medioambiental al extraer las tierras raras.
Internauta de Sichuan:
China es un país soberano, de ninguna forma debemos prestar atención a sus ladrones regulaciones que utilizan el comercio como forma de coerción.
Internauta de Guangdong:
No lo entiendo: si otros países tienen limitaciones a la exportación de recursos naturales claves para los intereses de sus propios países, ¿por qué China no puede con las tierras raras?
Internauta de Xi´an:
Cuando las reglas las han establecido otros, ¿crees que tú puedes ganar? La mejor estrategia es no hacerles caso. Mantenerse firmes, nunca arrodillarse. Si China denunciara a EE.UU. y la Unión Europea por su bloqueo de bienes de tecnología avanzada, ¿acaso creéis que China podría ganar? No seáis tan ingenuos. Lo mejor es crear cuanto antes nuestras propias reglas del juego, crear nuestro propio sistema de comercio exterior.
Internauta de Chongqing:
¿Te crees que la OMC es justa? ¿Te crees que puedes ganar un caso? Deja de soñar. Espero que nuestro gobierno aprenda bien de Rusia.
Fuentes
• Global Times / El País / Sina Finance • Sobre la OMC: encuesta en Global Times • Viñetas: Global Times / China Social Sciences
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