Charles Saliba: “La gente algún día se dará cuenta de que la música alternativa china era importante, y de que alguien tenía que grabarla”

por | Feb 26, 2014 | Cultura china, Lo último, Sociedad china

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Como tantos otros extranjeros, Charles Saliba llegó a China con la intención de conocer un poco el país y marcharse al año siguiente. Un concierto, sin embargo, cambió su vida para siempre. Tocaba el grupo Hang On The Box, y su energía y sentido del humor le permitieron descubrir muy pronto el vibrante mundo de la música underground pequinesa.

Diez años después, este británico-español se encuentra en el centro de la promoción del rock and roll chino. Con su socio Michael Pettis, un famoso profesor de economía y amante de la música, ambos abrieron en 2006 la sala de conciertos D-22, de donde han surgido algunos de los grupos más famosos de la actualidad. De allí también nació la discográfica Maybe Mars y más tarde el XP, un nuevo bar de música experimental donde Charles Saliva recibe a ZaiChina para contarnos lo que se cuece en la escena musical pequinesa.

Charles Saliba, en su oficina de Pekín.

 

Viniste para un año y acabas de cumplir diez. Se podría decir que te has quedado en China por su música. ¿Cómo surge este interés?

Creo que es lo bueno de tener bajas expectativas, la verdad. Yo había vivido en Londres, en Nueva York y en España, y nunca jamás había escuchado un solo grupo músico chino; ni uno. Yo me esperaba que estos grupos fueran a ser los típicos de imitación, pero enseguida me quedé flipando con el primer concierto que vi.

El motivo por el que Michael Pettis y yo empezamos todo esto fue porque nos dimos cuenta de que en China había mucho talento musical, pero casi cero de infraestructura. Es decir: no había bares en condiciones, garitos, discográficas, no había todo lo que hace falta para que haya una buena escena musical. Fue entonces cuando decidimos intentar hacer nuestra pequeña aportación y el 1 de mayo de 2006 abrimos el D-22.

En aquella época había muchos menos garitos y salas de conciertos que en la actualidad.

Puedo contarte un montón de batallitas de aquel entonces, porque la escena musical era un cachondeo. No había suficiente música ni dinero para que hubiera sitios que se dedicasen al 100% a esto de tener conciertos. Que yo recuerde, casi todo bar tenía una segunda, tercera o cuarta función. El que más gracia me hacía era uno que básicamente era un puticlub; obviamente había señoras de la noche y sus clientes, pero la gente que venía a ver los conciertos de punk no solía estar interesada en eso, así que cuando había un concierto las chicas no querían escuchar ese tipo de música y se iban al fondo del bar a esperar a que acabase el concierto para poder seguir con su negocio. En aquella época había sitios así.

Casi de forma instantánea el D-22 se convirtió en un clásico

Nosotros mismos nos sorprendimos de nuestro propio éxito, porque nuestra idea no fue nunca intentar ser grandes. Pensamos que sería una cuestión de unos cuantos años, que la gente iría poco a poco conociendo el sitio, pero pasó todo mucho más rápido de lo que habíamos planeado.

Nuestra idea principal era ser un sitio donde pudieras ir todos los días de la semana a escuchar buena música. La escena en aquel entonces era pequeñita: tú eras un tío que ibas a ver conciertos y dentro de muy poco tiempo ya eras amigo de toda la gente del grupo, era como un pequeño club. Gracias a eso ya sabíamos que muchos de aquellos bares no trataban muy bien a los músicos, así que no resultó difícil abrir un sitio en el que nuestra filosofía, nuestro mayor énfasis, fuera el músico.

Entre el 2006 y el 2012, el bar D-22 fue uno de los centros de la música alternativa china.

¿Qué grupos surgen en aquella primera época del D-22?

Como ya habíamos ido a muchos conciertos, Michael y yo ya teníamos nuestro favoritos. No sé si fue suerte, o si nosotros tuvimos alguna influencia, pero además de esos grupos ya conocidos, luego empezaron a surgir los grupos del D-22, que eran los grupos que nosotros apoyábamos como bar.

Entonces, teníamos primero a los abuelitos de la escena, como Joyside, P.K. 14 o las niñas de Hang On the Box. Pero luego comenzó a surgir lo que se llamó “no noise” o “noise of Beijing”, que fueron los Carsick Cars, Snapline y en parte Hedgehog. Había también algún grupo antecedente, como The Gar. Fueron un par de años de gran creatividad y espero, o creo, que el D-22 ayudó en parte a la escena.

Desde el punto de vista musical, ¿hay algo especialmente característico del rock de esta ciudad?

Yo odio explicar música. Lo primero que le diría a alguien es: “ven a un concierto y lo ves por ti mismo”. Hay gente que habla de que hay un sonido de Pekín. Como es una ciudad… digamos que no es una ciudad de palmeras, playa y vida tropical, no es una ciudad fácil; es una ciudad dura, contaminada, fría en invierno y calurosa en verano; es una ciudad que te da carácter. Hay gente que dice que la música que sale refleja un poco eso, es una música un poco dura, como que te da un bofetazo. Pero puedes estar horas hablando de esas cosas y a mí me parece que lo mejor es escuchar la música en sí y disfrutarlo.

¿Qué ejemplos nos podrías poner de este sonido de Pekín?

El grupo más grande de nuestra discográfica es Carsick Cars, a mí me gusta especialmente una canción suya que es bastante oscura, podríamos decir deprimente, según como interpretes la letra. Se llama “Plaza” (广场).


 

Hay grupos que crean una música que yo creo que pega mucho con actividades que haces en Pekín. Por ejemplo, el grupo Gar, tienen algo, hay algo con la música de ese grupo y el metro. Si no lo has hecho, pruébalo, viaja en metro escuchando su música; tienen algo que hace que las dos cosas juntas vayan muy bien.



Y la última, diría, es de Ourself Beside Me. Tienen una canción que empieza con el sonido de una bicicleta, y yo siempre voy en bicicleta por Pekín. Se llama “Sunday Girl”.

Se mire por donde se mire, y aunque están surgiendo otras ciudades donde el rock está creciendo (como Wuhan, Shanghai o Guangzhou), Pekín está sin duda en el centro de la escena alternativa china.

Eso es algo que sí disfrutamos un poco en Pekín, comparado con cualquier otra ciudad china, y es que obviamente Pekín es la capital cultural del país. Aunque a lo mejor Shanghai debería por equis motivos ser mejor ciudad para la música, no lo es. Si quieres ser músico en China tienes que seguir teniendo esa motivación de mudarte a Pekín.

Tenemos también la suerte de que muchos músicos de provincias que son buenos se mudan aquí; también llevamos bastantes años en esto, los músicos se conocen entre ellos, y entonces nos hablan y nos avisan de los buenos músicos que salen de otras ciudades. En ese aspecto Pekín es la ciudad más avanzada musicalmente. Hay otras ciudades que sufren o pasan por lo mismo que hemos pasado en Pekín, que es la ausencia de infraestructuras.

En general se habla de rock and roll en China para referirse a estos grupos, lo que en chino se conoce como yaogun (摇滚). En realidad, sin embargo, bajo esta etiqueta en China se suelen meter otras muchas cosas como el punk, la música indie o incluso el metal.

Yo lo que más odio es clasificar la música. En China, sin embargo, sí hay una diferencia muy importante e interesante en comparación con la música alternativa en los países occidentales. En China, por múltiples razones, gracias a Internet a los músicos se les ha abierto de repente un baúl que en vez de tener 10 o 20 años de selección, tiene 60 o 70. Tú aquí le preguntas a algunos de nuestros grupos cuáles son sus influencias músicales, y te dan unas selecciones que para nosotros son rarísimas. Te pueden decir que si Pete Seeger, que influyó mucho a Bob Dylan, que si un tío de los 90… es decir, tienen una selección de casi seis o siete décadas que no ocurre en Occidente.

Yo creo que esto es una diferencia muy importante y por eso es muy difícil clasificar la música de aquí. Creo que en España, en Occidente, como la música está más avanzada, llevamos más años de música alternativa, es un poco una forma de tribu urbana, la gente se distingue por el tipo de música que escucha. Pero aquí, como todo es nuevo y todavía no se han autoclasificado tanto, entonces hay más apertura mental, están más abiertos a todo y mezclan mucho más los géneros.

Se ha hablado mucho de la función social que cumple esta música en China.

Yo creo que en eso no hay diferencia con cualquier otro país, es igual que en todos sitios. Los jóvenes siempre quieren diferenciarse de sus mayores y para muchos la música es un buen método. En China pasa lo mismo. Lo que a lo mejor es diferente en China, al menos de momento (aunque eso está cambiando) es que hasta hace poco la música alternativa era muy alternativa, era un fragmento muy pequeño de la población.

También desde el punto de vista político siempre se la ha visto un significado importante al rock and roll, como sucedió a finales de los 80 con las manifestaciones de Tiananmen y algunas de las canciones de Cui Jian, como Nothing to my name (已与所有). ¿Se puede encontrar algún tipo de discurso político en las bandas actuales de rock?

Una de las cosas más fascinantes de este tipo de arte o música es que el idioma chino da mucho juego con los dobles, triples o cuádruples sentidos. Como sabes, hay miles de caracteres y muchos suenan igual, pero tienen significados muy distintos. Voy a poner un ejemplo muy básico, que se ha convertido un poco en el himno de la música independiente, que es la canción de Carsick Cars llamada Zhongnanhai. Como sabes, Zhongnanhai es una marca de tabaco corriente, como Ducados en España, pero da la casualidad de que también es el nombre del equivalente a la Moncloa, donde viven los gobernantes chinos. Y esta es una canción de un tío que pregunta por dónde está su tabaco, pero también puede tener un segundo sentido, o un tercero… y con eso hay mucho juego. El chino en sí es un idioma que da mucho juego y obviamente nuestros músicos y artistas son conscientes de ello.


Por otro lado, en China hay un tipo de censura que consiste en que antes de publicar cualquier álbum tienes que entregarlo para que puedan asegurarse de que no hay nada demasiado arriesgado o incorrecto. Esto lleva a que te autocensures un poco, pero también a que sepas jugar con el sistema, y eso da espacio a cosas muy interesantes y posibles interpretaciones.

¿Cuándo comienza Maybe Mars? ¿Cómo surge esta discográfica?

El logo de la discográfica Maybe Mars, creada en 2007.Nos extrañamos mucho del éxito del D-22. Fue empezar el bar y en menos de un año llegaron los premios, los músicos se sentían en casa… así que el siguiente paso para los músicos fue decir. “oye, nos encanta vuestro bar, venimos todas las noches, nos encanta tocar aquí; ahora también nos gustaría que el mundo escuchase nuestra música. ¿Nos podéis ayudar a sacar nuestra música al mundo?”.

Y si fuéramos personas un poco inteligentes, o que nos importase el dinero, hubiéramos dicho que no. Creo que esos eran quizás de los peores tiempos de la historia para empezar una discográfica. Se dice que en América más o menos la mitad de la gente paga por la música y la mitad se la descarga; en Europa es un poco peor, creo que el 40% paga algo y el 60% se busca otra manera. Pero es que en China no existe el concepto de pagar por la música; el 99,9% de la gente se la baja. Los jóvenes tienen ya ese concepto, no tienen ni siquiera la idea de que deben pagar, es casi una cosa automática. Entonces, bueno, crear una discográfica no es la mejor idea de negocio. Pero nosotros sí pensamos que la gente algún día se dará cuenta de que esta música era importante, y de que alguien tenía que grabarla. Y por eso estamos en ello.

En los últimos años habéis hecho muchos viajes al extranjero con vuestros grupos. ¿Cuál es la reacción fuera de China?

Cuando a la gente le hablas de rock chino, muchos se quedan flipando. Yo me acuerdo la primera vez que fuimos a Japón o a Inglaterra, y el tío de aduanas me decía: “¿rock chino? ¿de verdad?”. No le entraba en la cabeza que esas dos palabras fueran juntas. Pero sí. A nosotros, si nos invitan a festivales o a conciertos, obviamente queremos que el mundo escuche esta música.

Una de los motivos por los que empezamos a hacer todo esto era porque creíamos que Pekín ya de por sí merece la pena. Tiene tanto talento musical que merece estar entre las cinco primeras ciudades mundiales a la hora de música, y aún no lo está. Una de las razones por las que hacemos todo lo que hacemos es porque nos gustaría intentar llegar a que se reconozca como una de las ciudades más importantes e interesantes. Sobre todo en Asia, yo diría que casi ya lo es, la ciudad más interesante a la hora de creatividad musical, y esta es una de las razones por las que hacemos todo esto.

Después de varios años cerráis el D-22 y montáis el XP. ¿Por qué?

Fue por varios motivos bastante simples. En parte podríamos decir que fuimos un poco víctimas de nuestro propio éxito. Empezamos toda esta movida con el enfoque de que lo más importante era el músico. Pero como el bar se convirtió en un sitio bastante popular, empezó a salir en guías de viaje… pues casi nos convertimos en un destino turístico, y ese nunca había sido nuestro objetivo. Queríamos ser un sitio al que la gente fuera a escuchar música y en el que cada noche fueras y supieras que ibas a escuchar buena música.

En su día tampoco me gustaba admitirlo, pero sí es verdad que Pekín es una ciudad muy grande y estábamos en una zona alejada del centro.

Otro motivo es que el casero no nos daba nunca un alquiler de más de un año, y entonces eso no te da ganas de invertir demasiado, porque no sabes si al año siguiente te lo van a renovar.

Por todos estos motivos, nos dijimos, ya va siendo hora de cambiar de zona y nos mudamos a una zona más central. Es una parte más histórica y más bonita, y se ha convertido un poco en el foco musical. Casi todos los garitos de música están en esta zona. Siempre quisimos también tener lo que tenemos aquí: el bar abajo y la oficina arriba. Entonces encontramos el sitio este, y nos dijimos: “vamos a cambiar”.

Y la última razón es que el motivo por el que abrimos el D-22 era que si tú eras un grupo de música alternativa, incluso si eras medio grande o medio bueno, en aquellos tiempos no tenías sitios, no había una infraestructura. Mucho cambió en los cinco o seis años que tuvimos el D-22. No voy a decir que fuera por nuestra culpa, pero durante el tiempo que estuvimos abiertos abrieron muchos otros garitos. Cuando cerramos el D-22, si eras un grupo de música alternativa ya tenías bastantes opciones, ya no sentíamos que teníamos esa necesidad, que la gente necesitaba que tuviéramos que darles esa opción. El único mundillo donde aún no había mucha aceptación era si tenías un grupo raro o experimental; ese tipo de música no tenía muchos sitios donde poder tocar, así que esa fue la razón por la que abrimos el XP. Es más pequeño, pero queremos apoyar y llegar a ese subgrupo de este tipo de música, que es mucho más difícil de escuchar.

La parte de arriba del XP esconde las oficinas de Maybe Mars.

¿Cómo sobrevivís económicamente? Por lo que he leído no sois muy rentables.

No, nada rentables. Tenemos una situación quizás de las más raras, diferentes u originales del mundo. En parte somos una ONG. Somos una organización sin ánimo de lucro, porque con la música, al menos que me digas un truco, es casi imposible ganarse la vida hoy en día. Es una pena, porque es una de las razones por las que siempre quise empezar una discográfica y me parece un poco injusto que si tú como artistas eliges la música como tu medio, es uno de los medios más difíciles con los que poder ganarte la vida haciendo tu arte. Me gustaría que eso cambiase. No es una causa perdida.

Hay posibilidades y sí hay algunos grupos que se acercan a la rentabilidad, pero en general en China nadie compra música. Tenemos que buscar otro tipo de financiación. De momento tenemos la suerte de que tenemos varios mecenas, el más grande mi socio Michael Pettis, porque en su vida nocturna nos dedicamos a la música, pero en su vida diurna es un experto en finanzas y está en alza, así que la gente está dispuesta a pagar por su inteligencia y por sus opiniones. Lo que hacemos es redirigir el dinero que ganamos por su lado financiero y reinvertirlo en el lado musical.

Lo que me gusta de eso es que mantiene un poco la autenticidad. Si estos tíos lo estuvieran haciendo porque quieren ser ricos, están locos o les falta algo en el cerebro. Entonces eso te asegura, por lo menos, que hacen un tipo de música porque de verdad lo sienten, les gusta y tienen pasión por ello.

Una de las grandes novedades de los últimos años ha sido la aparición de numerosos festivales de rock, que parece le están dando más difusión a este tipo de música.

Eso es lo que más ha cambiado en los últimos años. Ha pasado aquí como pasa con otras cosas en China: de pronto alguien se ha dado cuenta de que se puede ganar un poco de dinero con los festivales y ha habido un bombazo. Cuando yo llegué a China había dos festivales al año, el Midi y el Modern Sky o Strawberry. El año pasado escuché que había más de 200. Pero de ahí muchos se irán a pique. Ya hay muchas historias de conciertos y festivales en los que los músicos que han tocado salen detrás de los organizadores, que se han escapado con el dinero.

¿Qué está pasando ahora mismo? ¿A qué deberíamos prestar atención en la escena musical china?

Algo que a mí me parece fascinante, y me sigue gustando, es que en 2013 y lo que llevamos de 2014, ha sido de pronto como el año psicodélico. Hemos tenido dos o tres grupos que han salido de la nada y que son psicodélicos de verdad. Son grupos de estos que si te los pongo me dirías: ¿qué estamos en California en los 70? Está Chui Wan, Dice y The Molds. Antes no había ningún tipo de representación psicodélica musical y de pronto hay tres grupos que lo están haciendo, a mí me parece una oferta muy interesante.

Daniel Méndez
Daniel Méndez es el autor del libro "136: el plan de China en América Latina", publicado en 2019 y que explica en profundidad las crecientes relaciones políticas y económicas entre el gigante asiático y el continente americano. En 2010 creó la página web ZaiChina. Es Licenciado en Periodismo y Estudios de Asia Oriental. Colaboró desde Pekín con varios medios de comunicación (entre ellos El Confidencial, Radio Francia Internacional, El Tiempo y EsGlobal) y es el autor del libro "Universitario en China. Así son los futuros líderes del país". [Más artículos de Daniel Méndez]

3 Comentarios

  1. ringroads

    Pues sí, la música alternativa de Pekín es una de las cosas que más echo de menos de China (y mira que hay cosas que echo de menos de ahí después de 9 fantásticos años en Pekín).

    Por si hay alguin en Berlín que lea esto, este viernes hay un concierto aquí de 低苦艾/Low Wormwood, grupo de Lanzhou (y también de Maybe Mars) que toca música folk. Aquí van los detalles: https://www.facebook.com/events/1429360950640315/?ref=22

  2. Jorge

    Muy interesante! Os curraréis una lista de Spotify o algo así?

  3. Daniel Méndez

    Gracias Jorge!

    Estaría bien hacer una lista, la verdad 🙂

    En las próximas semanas vamos a publicar más cosas sobre este tema, igual al final podemos hacer la lista de Spotify.

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