Preocupados por la contaminación, los chinos más adinerados se han lanzado a comprar purificadores de aire. Estas maquinitas, hasta hace poco desconocidas en Pekín pero cada vez más populares, ayudan a limpiar el aire de las habitaciones. ¿El problema? Sus disparatados precios. Las marcas internacionales (como IQAir, Philips o BlueAir) cobran por sus máquinas 3.000, 5.000 o 10.000 yuanes (entre 492 y 1.600 dólares), unas cantidades muy por encima de lo que se puede permitir el chino de a pie.
Sorprendido por estas cifras y por el “airpocalypse” de enero de 2013, el estadounidense Thomas Talhelm, que ha vivido en China durante cuatro años, comenzó a investigar el funcionamiento de los purificadores de aire. Después de un tiempo, este joven de 27 años comprendió que el elemento fundamental de estas máquinas son los filtros HEPA, una tecnología bastante común que ha sido utilizada de forma masiva desde hace décadas. “No se trata de una tecnología que cueste 1.000 dólares”, explica a ZaiChina.
Thomas Talhelm no tardó mucho en dar el siguiente paso: compró un filtro HEPA (cuesta unos 10 dólares) y lo incorporó a un ventilador normal y corriente. La teoría era que, puesto a funcionar en su habitación, el nuevo artefacto tomaría el aire y lo haría pasar por el filtro, eliminando de esta forma las partículas contaminantes.
El primer síntoma de que el invento funcionaba se produjo cuando el filtro, después de cinco semanas, se volvió negro. Unos días después, este estudiante de psicología se dio cuenta de que tenía que tomarse el experimento más en serio: se compró un medidor de partículas contaminantes y comenzó a realizar pruebas en espacios cerrados. Los resultados fueron sorprendentes: su nuevo aparato, por el precio de unos 200 yuanes (32 dólares), necesitaba de tan sólo ocho horas para reducir en más de un 90% la concentración de partículas 2,5 pm.
La importancia de los purificadores de aire ha ido creciendo en China debido a la mayor sensibilidad de los ciudadanos ante la contaminación y a la importancia de protegerse en espacios cerrados, donde las personas podemos llegar a pasar hasta un 80% de nuestro tiempo. Muchos padres se preocupan especialmente por sus hijos, que son los más vulnerables a la mala calidad del aire. Algunas empresas occidentales (o la propia embajada en Pekín de Estados Unidos) han realizado generosas compras en los últimos años para mantener tranquilos a sus empleados.
Desde su primer éxito, Thomas Talhelm y su equipo no han parado en la difusión de su purificador de aire casero (lo llaman DIY, do it yourself). Formalizaron el proyecto con su página web (Smart Air Filters), realizaron varios talleres donde explican el funcionamiento de su invento (sobre todo en Pekín, pero recientemente también en Shanghai) y han creado una cuenta en Taobao para ofrecer directamente sus purificadores caseros en todo el país. En los últimos meses han vendido (gracias al boca a boca, los talleres y la tienda de Taobao) cerca de 1.000 unidades, en ocasiones a regiones tan lejanas como Sichuan o Xinjiang.
Con el paso del tiempo, Thomas Talhelm y una de sus ayudantes, la pequinesa Guo Ya, fueron perfeccionando el producto. Después de probar con distintos ventiladores para aumentar la cantidad de aire filtrado, se dieron cuenta de que uno de ellos era especialmente efectivo. Lo llaman “El cañón”. Según sus pruebas, el nuevo aparato (que cuesta 450 yuanes, 74 dólares) es más efectivo en la reducción de partículas 2,5 p.m. que algunos modelos de las marcas Philips y Blue Air (que valen al menos seis veces más).
“No sé si puedo ganar dinero con esto”, nos explica Thomas Talhelm desde Estados Unidos, donde está acabando su doctorado. “Pero si consigo evitar que la gente sea estafada por las compañías de purificadores de aire, o si consigo limitar un poquito sus ridículos beneficios… entonces ya seré feliz”, afirma.
Además de fabricar un producto útil y barato, el otro gran objetivo de este grupo de jóvenes es educar y concienciar a la gente. “Creo que el valor que realmente estamos aportando es explicar a la gente cómo funciona esto y ser completamente abiertos y transparentes con nuestros números”. Sus primeros talleres en Pekín y Shanghai, que ahora dirige el estadounidense Gus Tate, tuvieron que prolongarse durante varios días debido a la afluencia de gente.
Durante su investigación, Thomas Talhelm descubrió que otro problema de los purificadores de aire tradicionales era que no están pensados para lidiar con la contaminación que se vive en China, sino con distintos tipos de alergias y otros problemas medioambientales más comunes en Occidente. Al leer los distintos informes científicos sobre la efectividad de estos aparatos, este joven descubrió que no se adecuaban del todo a las necesidades del país donde él vivía.
Junto a Smart Air Filters, otros chinos se están lanzando a inventar sus propios purificadores de aire. También algunas empresas nacionales, como Midea o TCL, comienzan ahora a ofrecer este tipo de productos por cerca de 1.000 yuanes. “Lo que queremos es que más gente, por un precio más barato, pueda respirar aire saludable”, explica Guo Ya.
Increíble la estafa de las empresas. Espero que le salga bien a Thomas el negocio y se monte una buena empresa. No ganará mucho, pero al menos conseguirá un poco más de capital, incluido prestigio.
Thanks for the encouragement, Peter! I still haven’t put a dime in my pocket (in fact, I’ve been putting my own savings into the business), but orders are growing and more people are getting clean air without going broke, so I’m satisfied!
My sincere congratulations! I did not know you you watched this blog. Do you have email?
que bueno, yo estoy diseñando algo similar, gran aporte