También en el mundo de la política, los chinos parecen haber dejado atrás el idealismo. Su concepto de democracia se ha vuelto con el tiempo mucho más pragmático, centrado en la obtención de buenos resultados (sobre todo materiales), el control de los gobernantes y la moralidad de los políticos. Esto es al menos lo que se deduce del reciente estudio de Zhang Mingshu (张明澍), un importante investigador de la Academia de Ciencias Sociales que publicó en abril de este año un libro titulado “¿Qué tipo de democracia quieren los chinos?” (中国人想要什么样的民主).
En una entrevista publicada la semana pasada en el Southern Weekend (南方周末), Zhang Mingshu afirmaba que la mayoría de chinos prefiere un gobierno virtuoso y moral (siguiendo el concepto de Confucio) que un Estado de Derecho, y que le dan mucha más importancia al propio contenido de la democracia y a la calidad del gobierno que a las formas y rituales. Tanto es así que, según su investigación, sólo un 15,3% de los chinos piensa que “una democracia es un país donde se celebran elecciones de forma regular y donde además los líderes del país surgen de la competencia entre distintos partidos políticos”.
Como cualquier publicación oficial de estas características que se publique en China, conviene tomar con cautela estas afirmaciones. A pesar de defender la validez de su trabajo (basado en una encuesta a 1.750 personas mayores de 18 años que viven en zonas urbanas), el propio Zhang Mingshu reconoció que “no se pudo pasar de la raya”.
Este mismo investigador había realizado un trabajo similar en los años 1988 y 1989, justo antes de producirse las manifestaciones de la Plaza de Tiananmen. Su libro explica que los chinos se han olvidado de aquel idealismo y se han vuelto mucho más pragmáticos y conservadores, en su opinión debido sobre todo al enriquecimiento personal y al surgimiento de la clase media. Esto ha provocado que los ciudadanos miren mucho más por sus propios intereses y aboguen por reformas progresivas y moderadas. Otra de las diferencias que destaca Zhang Mingshu es que en los años 80, debido a la reciente salida del Maoísmo y al ambiente aperturista de la época, la influencia de las ideas occidentales era mucho más palpable que en la actualidad.
Uno de los fenómenos que sorprendió a este investigador fue la fuerza que todavía parecen tener las ideas de izquierdas en el conjunto de la sociedad china, al menos en lo que se refiere a su concepto de democracia. Según su estudio, el 51,1% de los chinos podría considerarse de centro, el 38,1% de izquierdas y el 8% de derechas. En su opinión, centristas son aquellos que tienen unas ideas que en general coinciden con las de los medios tradicionales. Esto significaría, por ejemplo, que aunque puedan estar disconformes con algunos aspectos del país, tienen miedo al caos y prefieren una transformación progresiva del país. En el caso estricto de la democracia, los centristas serían aquellos que piensan que la democracia debería adaptarse a las condiciones específicas de China y que no hay que tomar al pie de la letra la democracia estadounidense. Aunque las definiciones son muy vagas, los chinos de izquierdas serían aquellos que tienen tendencias maoístas, mientras que los de derechas estarían considerados como liberales.
A pesar de que los chinos no parecen darle demasiada importancia a las elecciones, un 67,1% consideraba positiva la participación de los ciudadanos en la política. En opinión de Zhang Mingshu, la población está dispuesta a participar en la vida pública de forma puntual (él pone el ejemplo de las recientes manifestaciones contra Japón), pero no de una manera continua en forma de elecciones. Para este investigador, uno de los motivos se encuentra en la educación que reciben los chinos desde pequeños, donde la primera norma que se les enseña en la escuela es la de “Amar ardientemente a tu patria, amar ardientemente al pueblo, amar ardientemente al Partido Comunista de China”. Este tipo de educación no facilita la participación y la organización social, sino la obediencia.
En Sina Weibo, donde el artículo del Southern Weekend ha tenido bastante repercusión esta semana, muchos internautas criticaron las principales ideas de Zhang Mingshu. En esta red social, que está formada por jóvenes urbanos y tiene un fuerte carácter reivindicativo (al estilo Twitter), un usuario realizó una encuesta en la que participaron 3.358 personas. En ella, un 82,3% se declaraba de derechas (o liberal); un 89,6% decía preferir un Estado de Derecho a un gobierno moral-virtuoso; y un 73,4% le daba más importancia a votar que a un sistema deliberativo. Básicamente todo lo contrario de lo que dice Zhang Mingshu.
Fuente
• Nanfang Zhoumo: 调查“中国人眼中的民主”
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