A la hora de comer, los trabajadores de Wahaha Group, la gigantesca compañía china de zumos, soda, leche infantil y agua embotellada, se apresuran para coger sitio en la cantina situada en una de las plantas intermedias de la sede central del grupo en Hangzhou, capital de la rica provincia costera de Zhejiang. Entre los diferentes grupos que se aglutinan alrededor de boles de arroz y sopa hay un hombre que, según la lista elaborada por la revista económica Forbes, es la persona más rica de China. El multimillonario que se mezcla entre sus empleados es Zong Qinghou, poseedor del 80% de las acciones de Wahaha Group, cuya fortuna se estima en 10.000 millones de dólares gracias a la venta de bebidas por todo el territorio chino.
“Durante mucho tiempo, no me pude permitir ni siquiera comprar comida y ropa”, “he ido escalando desde lo más bajo de la sociedad”, explicó a Bloomberg Zong Qinghou, quien confiesa gastar “20 dólares al día” a pesar de tener 60 fábricas en 29 provincias chinas y haber proyectado la apertura de 100 centros comerciales en los próximos cinco años. Las botellas de agua producidas por la compañía (cuyo nombre hace referencia a la risa de un bebé) se pudieron ver entre los micrófonos y papeles de los delegados asistentes en la reciente Asamblea Popular Nacional, a la cual asistió Zong como representante del tejido empresarial de la China capitalista.
La pertenencia al Partido Comunista es una característica imprescindible del conjunto de los empresarios acaudalados que forman parte del ránking confeccionado por Forbes. La gran mayoría forma parte de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, un órgano con carácter de asesoramiento que incluye además de a políticos y empresarios también a deportistas como Yao Ming, el flamante Nobel Mo Yan o el “hollywoodiense” Jackie Chan.
Para algunos como Liang Wengen, sexto en la lista china de Forbes y presidente de la multinacional de maquinaria pesada Sany Group, su entrada al Partido hace veinte años era la oportunidad para encontrar esposa: “a las chicas chinas les encantan los miembros del Partido Comunista”, manifestó abiertamente a los medios. En el caso de Wu Yajun, la mujer más rica de China con un patrimonio superior a los 6.000 millones de dólares (quinta en la lista), sus contactos con la agencia constructora de la municipalidad de Chongqing le permitieron dar el salto desde la editorial del China City Sightseeing Newspaper hacia el mercado de la construcción a través de Longfor Properties, promotora inmobiliaria de urbanizaciones, apartamentos de lujo y pisos por toda China.
Inflando la burbuja
La mitad de las diez personas más ricas de la lista china de Forbes pertenece, como Wu Yajun, al sector inmobiliario. Es una cifra esclarecedora del momento que vive esta industria al compás del alza de la actividad económica. A la cabeza de este subgrupo se encuentra Wang Jianlin, presidente del conglomerado Dalian Wanda Group, que incluye propiedades inmobiliarias y turísticas, hoteles de lujo y grandes almacenes. Considerado un hombre muy ambicioso, el círculo cercano a Wang Jianlin declaraba al Financial Times que “rasca allí donde pica”, en relación a su facilidad para aceptar cualquier encargo del gobierno de Dalian en sus comienzos. Ahora, China se le queda pequeña en su nuevo reto de controlar el 20% de la industria mundial del cine: “China por sí sola no nos ayudará a conseguir tal objetivo”, confesaba después de adquirir AMC, una importante cadena estadounidense de salas de cine.
En China, los primeros pasos hacia el enriquecimiento estuvieron repletos de caminos poco ortodoxos. Hui Wing Mau (su nombre cantonés), presidente de Shimao Property y dueño de más de 145 millones de metros cuadrados de terreno edificable, se valió de artes a medio camino entre la picaresca y la trampa. Según relató a The New York Times un oficial de Fujian (antes de que Hui Wing Mau moviera la empresa a Shanghai), el ahora décimo hombre más rico de China ocultó con astucia el que sería el primer hotel de tres estrellas de propiedad privada en suelo chino: “Hui contó a los demás que la construcción era una fábrica, pero en realidad estaba levantando un hotel”.
La mina online
Los más de 500 millones de chinos que se conectan a Internet han reportado un enorme beneficio a dos visionarios que supieron presagiar el potencial de la Red. Para guiar a los usuarios por el espacio cibernético, Robin Li (su nombre chino es Li Yanhong) co-fundó en el año 2000 Baidu, el motor de búsqueda por excelencia en China al que cada mes acuden más de 200 millones de internautas. Este empresario tímido y de rostro adolescente ha pasado a ser la segunda persona más rica de China y un quebradero para Google en su afán por introducirse en el deseado mercado chino.
Si Robin Li representa la inmensidad de la Red, Ma Huateng o “Pony” Ma (apodo que le viene por el significado de “ma”, “caballo”) a través de Tencent Group, es la imagen de la inmediatez. En 1996 el joven Ma descubrió por casualidad la existencia de una compañía israelí que bajo el nombre ICQ (“I seek you”) ofrecía un servicio de mensajes instantáneos a través de Internet. Ma también conoció que los pioneros israelís no tenían una versión china, por lo que tomando su idea nació OICQ.
La jugada de Ma se encontró con un oponente de dimensiones atmosféricas, el gigante de Internet American Online (AOL), que adquirió la compañía israelí y se querelló contra el empresario chino por robo de propiedad intelectual. No le quedó más remedio a Ma que cambiar el nombre al actual Tencent QQ, el servicio que utilizan millones de chinos para intercambiar mensajes por la Red y el móvil. Desde esa plataforma, QQ ha desarrollado todo tipo de servicios (email, tiempo, noticias, comercio electrónico, redes sociales…) que junto a los videojuegos le han reportado los mayores beneficios y le han convertido en la empresa china más poderosa de Internet (su último gran boom ha sido We Chat, la aplicación social de mensajes más popular del país).
Robin Li y Ma Huateng conformaban hasta hace unos meses un triunvirato en la red china junto con Jack Ma, el fundador de Alibaba, la mayor firma de comercio online en China, quien a través de una carta a sus empleados ha abandonado recientemente el barco de la compañía. “Ya no soy joven para el negocio de Internet”, afirmó Jack con 48 años. Ahora queda por ver si Li (44) y Ma (41) siguen el mismo camino que su antiguo compañero online.
Todo queda en familia
Al empresario chino se le reconocen diversas virtudes, entre ellas su capacidad de sacrificio en los primeros años de cualquier negocio. Otro rasgo generalmente compartido es su fidelidad a la familia, ya sea como primer recurso financiero o posteriormente a la hora de repartir los papeles en el manejo de la compañía. Los cuatro hijos del empresario Liu Yongxing (el séptimo más rico de China), después de un intento frustrado para montar una compañía electrónica, reunieron el escaso capital que les quedaba para criar codornices. El gusto por el ave de los vecinos de Gujia, en la provincia de Sichuan, convirtió a esta empobrecida localidad en el centro de la venta de codornices e incentivó a los Liu a apostar los beneficios a la creación de Hope Group, uno de los mayores fabricantes de piensos en China. Los cuatro hermanos ahora han diversificado la empresa hacia diferentes regiones, una operación que Liu Yongxing ha sabido aprovechar invirtiendo en plantas energéticas, finanzas y la extracción de aluminio.
El rostro más joven la lista de Forbes es también el de la heredera más envidiada de toda China. Con tan sólo 26 años, Yang Huiyan recibió de su padre, el magnate inmobiliario Yeung Kwok Keung, el 70% de las acciones de Country Garden Holdings, que controla más de 40 hoteles en las principales ciudades chinas. El primer año al frente de la empresa, Yang pecó de falta de experiencia y perdió la friolera de 5.000 millones de dólares en el lanzamiento de la compañía al parqué bursátil de Hong Kong. Afortunadamente para la salud de su padre, Yang ha logrado recuperar el valor accionarial de la empresa y asentarse como la segunda mujer más rica de China con un patrimonio superior a los 4.000 millones de dólares.
La lista elaborada por Forbes pone de manifiesto el peso que el sector de la construcción tiene en la balanza económica china y la progresiva entrada de otros sectores como Internet o el alimentario, que se adaptan a las nuevas necesidades de la pujante clase media china urbana. Aún así, a los multimillonarios chinos aún le quedan por añadir muchos dígitos a sus cuentas bancarias para alcanzar a los Carlos Slim, Bill Gates o Amancio Ortega, en cuyos imperios, como dijo Felipe II, “nunca se pone el sol”.
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