El transatlántico chino navega por aguas contaminadas

por | Mar 22, 2013 | Lo último, Medio ambiente en China

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“Hasta que los cerdos naden, no habrá ríos contaminados en China”. Seguramente, algún testarudo oficial chino había lanzado alguna vez esta aseveración para defender la pureza de los ríos que se reparten por la geografía del país. Sin embargo, el pasado 11 de marzo, la profecía se hizo realidad. Más de 6.000 cerdos fueron hallados muertos en las orillas del río Huangpu por las autoridades de Shanghai, que investigan entre las posibles causas de esta masacre porcina el contagio de una epidemia letal o la escasa salubridad de las granjas de la zona. El río representa el principal suministro de agua para los 23 millones de habitantes de Shanghai, que ahora, cubriendo de ironía la gravedad del asunto, bromean con los habitantes de la capital: “Si en Pekín abres la ventana tendrás cigarrillos gratis, pero en Shanghai si abres el grifo tendrás sopa de chuleta de cerdo”.

Este caso ha vuelto a abrir el debate sobre el estado de las fuentes acuíferas en China y coincide con la celebración hoy del Día Mundial del Agua, una jornada organizada por UNICEF que pretende concienciar a la ciudadanía de lo importante de la conservación y el uso eficiente del agua. Los actos en China tendrán lugar en Hangzhou, promocionando bebidas ecológicas, y en Hong Kong con una travesía a pie a favor de la supervivencia del agua.

China posee la quinta mayor reserva de agua dulce a nivel mundial y el 9% del conjunto de tierras agrarias. La proporción parece ser positiva para sus necesidades, pero esconde grandes deficiencias que ponen en peligro el suministro a su enorme población. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO en sus siglas en inglés), el habitante chino dispone de algo más de 2.000 metros cúbicos de agua por persona, muy por debajo de la media mundial, que se sitúa por encima de los 6.000 metros cúbicos. Desde la Organización advierten en un informe de 2011 (aquí en pdf) que “para alimentar a su creciente población, China tiene que aumentar su producción agrícola en casi un 30% para 2030”, un objetivo basado en mejorar su anquilosado sistema de irrigación -sus estructuras datan de las décadas de los 50 y 60- que sólo cubre la mitad del campo chino.

A nivel mundial, las regiones más afectadas por la escasez de agua (en color negro) son África, Oriente Medio y Asia. En China, como se puede ver en el gráfico, el problema es especialmente grave en el norte del país. Gráfico vía Bloomberg.

 

La productividad del campo (3,50$/m3 en China frente a 36$/m3 en los países desarrollados) depende de forma irremediable del estado de sus más de 50.000 ríos, pues apenas se han llevado a cabo proyectos para establecer plantas de desalinización. Recientemente, un viceministro a cargo de la responsabilidad medioambiental reveló que un 40% de los ríos está seriamente contaminado y en un 20% la toxicidad es tan alta que el contacto humano con sus aguas está prohibido. Desde la FAO advierten también del riesgo alimenticio: el 80% de los grandes ríos no volverá a aportar peces a los mercados del país.

Algunas de las imágenes que han circulado por Sina Weibo sobre la contaminación de los ríos.

En los últimos años, los casos de contaminación se han multiplicado arrastrados por la corriente del fuerte crecimiento económico, que deposita sobre las aguas de la superficie (y también las subterráneas) los vertidos de su producción. El descontento ciudadano se ha vertebrado a través de las redes sociales chinas, con Sina Weibo a la cabeza, donde famosos periodistas como Deng Fei (quien recientemente denunció la filtración de vertidos de las plantas químicas de su localidad a través del subsuelo durante años) han impulsado a otros blogueros a difundir fotografías del estado de los ríos de sus pueblos y ciudades. La respuesta ha sido masiva y ha demostrado que en las cuencas de los ríos existen muchas veces más residuos que agua.

El problema del agua en China posee un gran paralelismo con otras cuestiones que afectan al presente del país: diferencias norte-sur/campo-ciudad, falta de coordinación entre el gobierno central y los locales y leyes cuyo cumplimiento está supeditado al crecimiento económico.

El agua no está al alcance de todos y se siente especialmente en el entorno rural del norte del país. El 65% de la tierra cultivable se encuentra en estas provincias del norte que viven del cultivo de trigo y maíz, pero que son precisamente las que se encuentran con una mayor escasez de recursos acuíferos, apenas un 20% en comparación con el sur. Este problema provoca que 200 millones de chinos que viven en zonas rurales no tengan acceso a agua potable, una cifra constatada en una inspección en 200 ciudades realizada por el departamento de protección medioambiental en junio de 2012, según China News Service. Desde el gobierno se han levantado mega infraestructuras como la presa de las Tres Gargantas a lo largo del río Yangtze o el actual “Proyecto de Transferencia de Agua Sur-Norte” (presupuestado en 62.000 millones de dólares) para corregir esta escasez que hasta ahora ha generado millones de desplazados y disputas entre las provincias en el manejo de los trasvases de agua.

El proyecto pretende llevar el agua del sur de China hasta las más secas regiones del norte.

 

Una cuestión política

Durante las sesiones de la Asamblea Popular Nacional, celebrada las últimas dos semanas en Pekín, se puso de manifiesto la necesidad de crear mecanismos que pongan en marcha las más de 30 leyes promulgadas en los últimos años para conservar y mejorar los ecosistemas chinos. Pan Biling, subdirector de la Oficina de Protección Medioambiental en Hunan, abogó por la presencia de derechos y protección ecológica en la Constitución. El vicealcalde de Danzhou, en la provincia de Hainan, propuso establecer Regiones Ecológicas Administrativas Especiales, donde la protección del capital natural sería el baremo del éxito. Otros delegados demandaron destinar una mayor partida del Producto Interior Bruto a este tipo de proyectos, que actualmente se sitúa en el 1,5%.

La principal ley que rige toda esta cuestión en China es la “Ley del Agua”, aprobada en 2002 por el Ministerio de Recursos Acuíferos, que se encuentra bajo el control del Ministerio de Protección Medioambiental. Esta ley establece que la gestión del agua pasa a ser propiedad del Estado, pero en la práctica cede sus derechos a los gobiernos locales, cuya acción es supervisada por los órganos ministeriales. Aquí surge uno de los principales problemas denunciados por los expertos. La fragmentación burocrática y las discrepancias entre organismos estatales y gobiernos locales son señalados por académicos de la Brookings Institution como la raíz del problema. “Es lo que se conoce como tiaokuai (条块), oficiales de las escalas inferiores que tienen que rendir cuentas ante las líneas marcadas por los distintos ministerios y también ante alcaldes y gobernadores provinciales”, siendo estos últimos, según el think tank, responsables de cumplir con el kaohe (考核), conjunto de criterios donde prima el crecimiento económico que obliga a desviar y evadir los costes medioambientales. Para Zhou Lei, investigador en la Universidad de Nanjing, en declaraciones a Reuters, “China usa la contaminación como otro recurso para acumular nuevas riquezas” a través de la firma de contratos entre los gobiernos locales y empresas de tratamientos de aguas.

Uno de los muchos chistes que circuló en Internet sobre los cerdos muertos aparecidos en el río Huangpu. Utilizando la película "La vida de Pi", el tigre dice: "¡Hay carne para comer! ¡¡¡De morir, prefiero morir bien lleno!!!

A esta corrupción medioambiental se une la opacidad gubernamental. Todos los datos y cifras referidas al deterioro medioambiental son “cuestión de Estado”, un secreto guardado bajo llave que comienza a ser puesto en duda por la trascendencia de su información. “Cuando el gobierno descalifica información los datos no pueden ser manipulados”, defiende Ma Jun, principal activista por la conservación del agua en China y autor del libro “China´s Water Crisis”, obra que anticipó la crisis actual. Para China Water Risks, una organización que alerta de la importancia del agua para el país, “desclasificar es la clave del juego en China” que hasta ahora “sólo después de notificar aplicaciones de reconsideración administrativa, o intervención judicial” se puede tener acceso a archivos descalificados, según señala Wang Canfa, profesor en la Universidad China de Ciencias Políticas y Derecho.

En los últimos años, el gobierno chino ha incrementado significativamente el número de políticas medioambientales. El último plan anunció la inversión de 650.000 millones de euros en proyectos locales para la conservación y la eficiencia de los recursos acuíferos durante el período 2011-2020. Por su parte, el Consejo de Estado se ha marcado la fecha de 2020 para implementar un sistema completo de monitorización y supervisión de cada actividad relacionada con el tratamiento del agua.

Más allá de las cifras y límites temporales que rigen la vida política china, el problema reside en la falta de conciencia de ahorro y precauciones en una población que “no es suficiente rica para beber agua embotellada, ni consciente de la seriedad que la contaminación representa”, según el periodista y bloguero Deng Fei. A esto hay que añadir la corrupción local y un sistema de valoración de los cuadros políticos que, a pesar de los últimos cambios, todavía sigue sin tener muy en cuenta la protección medioambiental y depende casi en exclusiva de los números de crecimiento económico. Las estimaciones del Banco Mundial apuntan a que el impacto de la degradación acuífera supone un coste del 2,3% del PIB chino, un aviso en forma económica al nuevo gobierno entrante para que nade en aguas limpias y transparentes.

Fuentes

• Gráfico Bloomberg: Escasez de agua en el mundo

Sergio Rodríguez Romero
Graduado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca (su ciudad natal), su primer contacto informal con China fue a través de un restaurante. Después de descubrir los entresijos de su política en la sección de Internacional del Diario de León, ahora, de manera más formal, está inmerso en su estudio a través del Máster en Estudios Chinos de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. [Más artículos de Sergio Rodríguez Romero]

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