Un vistazo a las personas que mueven el mercado del arte en China y a los pintores más destacados del país.
El pasado 1 de febrero, el Museo Nacional de China inauguró una ambiciosa exposición que reúne a grandes maestros occidentales como Van Gogh, Rembrandt, Monet o Hopper, quienes dedicaron parte de su obra a plasmar las bondades que la naturaleza brindaba a sus pinceles. En colaboración con el Museo Metropolitano de Nueva York, “Tierra, mar y cielo: naturaleza en el arte occidental” está llamada a ser la consolidación de los intercambios artísticos entre los museos europeos y norteamericanos con China.
Esta nueva dinámica para el amante de arte chino viene acompañada de un estallido sin precedentes por la compra de obras de arte. El año 2011 marcó un antes y un después en la adquisición de productos artísticos chinos, especialmente pintura, estableciendo récords absolutos en volumen de ventas en las casas de subastas repartidas entre Pekín, Shanghai y Hong Kong. Según el informe anual elaborado por la prestigiosa web Art Price, en 2011 las ventas crecieron un 49% sobre el año anterior, vendiéndose 774 obras chinas por encima del millón de euros, lo que supuso casi la mitad del conjunto global del mercado de arte (41,4%). En Asia ese dato se amplificaba hasta reducir a un marginal 1,6% el resto de compras en todo el continente, estadística que le servía al informe para concluir que “la historia del mercado de arte en Asia es la historia de China”.
Ese mismo año también saltaron a la palestra nombres de artistas chinos que hasta entonces habían permanecido en un segundo plano tanto para expertos como para profanos en la materia. El salto estuvo impulsado por millones de yuanes procedentes de bolsillos anónimos que pujaron hasta lograr que la pintura de los grandes maestros chinos se hiciera un hueco entre el tradicional predominio de los genios occidentales. La venta de la casa de subastas China Guardian por 67 millones de dólares de la obra “Águila sobre un pino”, del pintor Qi Baishi, zarandeó los cimientos hasta entonces sólidos de sus homólogas occidentales, que presenciaban atónitas como el maestro chino, junto a Zhang Daqian, desbancaba en 2011 a los top ventas Pablo Picasso y Andy Warhol.
Las casas de subastas tradicionales, como Sotheby´s y Christie´s, han encontrado desde entonces competidoras chinas con las que se tienen que disputar las ventas. A pesar de mantener su estatus predominante a nivel mundial, sus resultados se ven minados por dos casas de subastas situadas en el continente chino: China Guardian y Poly International.
La primera, con sede en Pekín, fue inaugurada en 1993; dos décadas después ocupa el tercer puesto como plaza para la compra de arte a nivel mundial tras conseguir ventas superiores a los 900 millones de dólares anuales. Su directora y presidente es una de las mujeres más poderosas de China, Wang Yannan (王雁南), hija del repudiado secretario general del Partido Comunista, Zhao Ziyang, expulsado de su cargo durante las manifestaciones de Tiananmen en 1989. Wang, conocida como “la princesa roja” del mercado de subastas, ha logrado impulsar la venta de arte desde el continente, hasta hace poco dominado por Hong Kong a través de las sedes establecidas por Sothesby´s y Christie´s en la isla, y ha abierto recientemente oficinas en Londres y Nueva York. Precisamente el otro hombre poderoso en el mercado chino es Kevin Ching, director ejecutivo de Sotheby´s Asia, principal actor en la entrada de la casa de subastas en China, quien además ha logrado una serie de privilegios para la venta de arte chino moderno y contemporáneo. Tanto Wang como Kevin Ching se sitúan, según Art Info, entre las personas con mayor influencia en el comercio del arte mundial.
Con una trayectoria más breve que China Guardian, pero protagonista de un ascenso fulgurante, se encuentra Poly International. Fundada en 2005, entró al mercado chino ofreciendo a sus clientes una financiación sin ataduras. La casa es un brazo más del imperio formado por la empresa estatal China Poly Group Corporation, antes en manos del Ejército Popular de Liberación, cuya actividad se centra en la industria militar y explotación de recursos minerales. Su principal objetivo ha sido repatriar aquellas obras de arte chino que durante los últimos dos siglos habían sido trasladadas a países como Francia y Reino Unido.
Los grandes artistas chinos
Una vez que conocemos las casas de subastas y las personas que manejan los hilos en el alza del mercado chino, ¿quiénes son los artistas cuyas obras han sido valoradas en millones de dólares? ¿Cuáles son sus innovaciones artísticas? ¿Qué estilo tienen? Los siguientes seis maestros de la pintura china coparon los primeros puestos con la venta de sus obras en 2011; en 2012 se mantuvieron en la misma línea, aunque sin las abultadas cifras que les auparon a lo más alto del mercado mundial.
• Zhang Daqian (张大千, 1899-1983): definido en ocasiones como “una figura anciana en tiempos modernos”, su estilo aunó los motivos de la pintura antigua y moderna a la que vez que introducía un elemento innovador: un salpicado de tinta y color que daba lugar a paisajes de la geografía china de una naturaleza en calma pero de gran fiereza visual. Rescató la tradición pictórica -defensor de la necesidad de copiar para adoptar lo mejor de cada maestro- de las dinastías chinas que enfatizaban el contraste entre la sombra y el color otorgando un mirada cercana al impresionismo occidental mediante el gongbi, un trabajo técnico meticuloso y preciso. [Aquí algunas de sus obras]
• Qi Baishi (齐白石, 1864-1957): representa el estilo contrario al gongbi, el xieyi (写意), donde prima la espontaneidad de la línea caligráfica, se da rienda suelta a los sentimientos del momento y la realidad pasa a un segundo plano. Los caracteres y las representaciones de la naturaleza se hermanan en composiciones bucólicas. Las flores, los peces y los pájaros son los protagonistas de la obra de Qi, que trató con especial delicadeza a los camarones, retratados en un serie especial del artista que muestra la plasticidad y hermosura de las obras de este autor. [Más obras]
• Xu Beihong (徐悲鸿, 1895-1953): precursor de la renovación de las artes chinas, buscó la reforma a través de “preservar los métodos que son buenos, revivir aquellos que yacen moribundos y crear una amalgama con los elementos adoptados de la pintura occidental”. Su aprendizaje se nutrió de sus visitas a Europa, tomando contacto con las corrientes modernistas de París y Berlín. Son reconocidos sus escenas históricas, sus retratos y su pasión por los caballos, grandes protagonistas de una producción que le concedió gran proyección internacional. Su visión del arte chocaba con la de los grandes referentes europeos, Picasso y Matisse, a los que consideraba como portadores de la decadencia de Occidente. [Échale un vistazo a sus obras]
• Wu Guangzhong (吴冠中, 1919-2010): la vida de Wu Guangzhong estuvo marcada por su enfrentamiento con el Maoísmo y la concepción socialista del arte. Al proclamarse la República Popular en 1949, la añoranza por su tierra le llevó a volver a China después de una breve estancia en París. Sin embargo, lo idílico de su regreso se borró al encontrarse con la nueva realidad artística que se imponía desde el gobierno. Wu fue obligado a olvidarse de sus maestros Van Gogh y Cézanne y de la pintura en general hasta el final de la Revolución Cultural, un período que se pasó trabajando en el campo. Fue rescatado por Zhou Enlai, quien le encargó pintar las paredes de hoteles y edificios públicos; al mismo tiempo, recuperó su creatividad al representar los paisajes del interior de China en abstracciones al óleo que rompían con la corriente artística de sus coétaneos. [Muchas más de sus obras en Googles Imágenes]
• Fu Baoshi (傅抱石, 1904-1965): la pasión por la abstracción de Wu también fue compartida por Fu Baoshi, aunque sin tantos sobresaltos para desarrollar su labor artística gracias a su cercanía con el Partido. El paisaje presidido por cordilleras y cubierto de bosques infunde la espiritualidad que buscan y comparte el grupo de maestros de la modernidad china. Fu introduce a la mujer como musa de sus obras, refinada y misteriosa, una vuelta al pasado imperial que los críticos de la obra del artista aprovecharon para tildarlo de “reliquia del periodo imperial”. Un viaje a Japón, donde paradójicamente la pintura china gozaba de mayor admiración, le abrió las puertas que le habían sido cerradas por la imperativa artística del Partido. [Más obras]
• Li Keran (李可染, 1907–1989): aprendiz de Qi Baishi y Xu Beihong en la Universidad de Arte Nacional de Pekín, desarrolló una trayectoria de preservación de la tradición pictórica china con pinceladas del expresionismo alemán y experimentación con técnicas como el claroscuro. Siguiendo las consignas de Mao de sumergir a la cultura dentro de la vida del pueblo, Li emprendió un viaje a la cuenca del río Yangtze que se convertiría en el leivmotiv de su creación. Pinturas y grabados de los portentosos valles en tonos oscuros que le valieron la etiqueta de “pintor negro”, sobre lo cual Shui Tianzhong, miembro del Instituto de Investigación de Arte Chino, señala que para Li “lo negro nunca era sufientemente negro”, característica que algunos señalan como un crítica latente al estado de confusión que vivía el país bajo el régimen comunista. [Algunas de sus pinturas]
Huyendo de la estética que define a los grandes clásicos chinos, las casas de subastas han acogido las obras de artistas contemporáneos como el exitoso Zheng Fanzhi, cuya prolífica y provocadora trayectoria le ha situado como uno de los pintores más cotizados. “Su demanda no flaquea y su tasa de obras invendidas es apenas del 13%, es el artista que más a menudo ha roto la barrera del millón de dólares desde 2011”, reconoce Vanessa García-Osuna, directora de las revistas especializadas “Tendencias del Mercado del Arte” y “Coleccionar Arte Contemporáneo”. Junto a Zeng Fanzhi destacan otros artistas vivos como Zhang Xiaogang, Chen Yifei –líder del realismo chino- y Wang Yidong, que paulatinamente se están abriendo paso en las agendas de compradores nacionales e internacionales.
Si 2011 fue un año de despegue del arte chino (al menos en los mercados), el 2012 ha sido el año de su asentamiento. Después del torrente comprador, el mercado se ha estabilizado, disminuyendo el número de ventas y rebajándose el precio de las subastas para volver a situar a los Picasso y Warhol en su trono temporalmente arrebatado. Tanto a nivel nacional como internacional esta ralentización, ligada a los vaivenes de la crisis mundial, no se ve con malos ojos. Como destaca Shang Hui, editor jefe de China’s Art Magazine, “el alza de los precios a corto plazo puede dar lugar a una burbuja en el mercado, pero la afluencia gradual de capital creará un mercado saludable”. Para Garcia-Osuna, China “es un mercado muy especulativo en el que existe una burbuja de precios” lo que se traduce a la hora de invertir desde el extranjero en “un juego arriesgado” pero que no deja de ser “un nicho de enorme potencial”, explica García-Osuna a ZaiChina.net.
Sin embargo, la nueva oleada de millonarios que surgen al mismo ritmo que los rascacielos en las megápolis chinas, busca invertir sus beneficios empresariales en un objeto único que evoque la dimensión de su nuevo poder, “un reflejo de su prosperidad económica”, reconoce García-Osuna, algo que cumple con brillantez el poseer una obra de arte (y más si con ello contribuye a la recuperación del patrimonio artístico nacional). Esta tendencia la manifiesta de forma clara Wang Yannan, la “princesa roja” de la casa China Guardian: “nosotros descubrimos una generación jóven que nunca había poseído una obra de arte. Ellos no podían imaginar que pudieras conseguir cosas así con dinero”.
coño, el cuadro que compré el mes pasado en Panjiayuan es una copia del Wu Guangzhong ése, ¡y yo sin enterarme! Y a mí que me pareció innovador…
Es muy bonito, ese de Wu Guangzhong, la verdad. Es mi favorito de todos los que están en el artículo 🙂
Buenas Tardes, tengo insomnes de arte chino me la regalaron y me gustaría saber más de su autor. Es bordada por los bordes y la imagen esta realizada con tinta china creo. Agradezco si me pueden ayudar.