Conocido por sus meticulosos periodos de postproducción, Won Kar-wai ha presentado al fin su última película, “The Grandmaster”. Tras una gestación de 10 años, el hongkonés ha estrenado su muy esperado retorno a las artes marciales tras la aclamada “Ashes of time” de 1994. Hombre de costumbres e ideas claras, Wong Kar-wai ha transformado la biografía del maestro de kung-fu Ip Man en un estilizado baile ritual en donde no faltan las constantes obsesiones que parecen atormentar al director. El amor, la pérdida y el irreparable y angustioso paso del tiempo hacen en “The Grandmaster” más daño que el más fuerte de los golpes de kung fu. Los aficionados a las artes marciales están también de enhorabuena, ya que el director hongkonés se ha esforzado por presentar, ayudado por el coreógrafo Yuen Woo Ping y la exquisita fotografía de Philippe Le Sourd, algunas de las más elegantes secuencias de kung-fu jamás rodadas, respetuosas y casi ceremoniales.
“The Grandmaster” es ante todo una película típica del que probablemente sea uno de los directores más polarizantes de Asia. Wong Kar-wai vuelve aquí a mantenerse fiel a su sobre-estilizada cinematografía de lenta cocción plagada de melancolía. El paso del tiempo vuelve a convertirse en un personaje más de la película a través del cual atormentar a sus protagonistas. Los personajes mayores añoran tiempos pasados, en donde no eran tan débiles e incapaces de defenderse, mientras que los más jóvenes no tardarán en sentirse perseguidos por aquellos encuentros fugaces que no llegaron a materializarse, pero cuyo recuerdo ya irrecuperable sigue persiguiéndoles con cada vez mayor presencia.
El peso principal de la nueva intentona biográfica de Ip Man, una de las principales figuras del kung-fu más conocido por ser el maestro de Bruce Lee, recae en la particular musa del director hongkonés, Tony Leung, quién vuelve a reunirse con la belleza de Zhang Ziyi tras la aclamada “2046”. Es esta última quien roba todas las miradas en pantalla, con una interpretación contenida y delicada. Quien observe sin embargo el poster promocional del filme, echará en falta la presencia de dos personajes durante la película: Chang Chen y Zhao Benshan, presentados y publicitados como co-protagonistas de “The Grandmaster”. Víctimas de un despiadado recorte de metraje necesario para acortar la película de las 4 horas de duración planteadas inicialmente a las poco más de 2 horas finales, su presencia en pantalla ha sido reducida a dos o tres secuencias que hacen intuir pero no desarrollan la historia de sus personajes, dejando al espectador con cierta sensación de confusión. Un coitus interruptus que a buen seguro tendrá su oportunidad en una más que probable “edición del director” en DVD, en donde Wong Kar-wai pueda presentar su metraje inicial, previsiblemente menos comercial y accesible.
Estrenada en el periodo más fructífero para las taquillas chinas y con una gran expectación en el panorama internacional, “The Grandmaster” tiene todas las papeletas para convertirse en la película más comercial de Wong Kar-wai. Sus habituales encontrarán un festín visual y el habitual reparto de personajes torturados a través de un viaje por la historia más reciente de China, ocupación japonesa incluida. Pero quienes no conozcan aún la obra del que probablemente sea el director hongkonés más respetado disfrutarán también, con un poco de paciencia, de una de las obras más accesibles y espectaculares de este favorito de la crítica internacional.
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