Sean Golden: “Lo que realmente ha hecho daño al Partido Comunista es el caso Bo Xilai”

por | Oct 1, 2012 | Política china

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Sean Golden, director del Centro de Estudios e Investigación de Asia Oriental (CERAO) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), profesor de Pensamiento Chino en la misma universidad y gran experto en política china, puede presumir de despacho. Con pilas de libros que casi rozan el techo, nunca antes el desorden había sido tan evidente. Hoy nos reunimos con él para abordar los temas políticos de más actualidad y para saber qué cabe esperar de los futuros líderes de China. Puede que su mesa esté desordenada, pero su discurso es claro y preciso.

En breve se celebrará el 18º Congreso del Partido Comunista de China. ¿Habrá sorpresas o ya está todo decido?

La manera normal, normal en el contexto de un estado-partido soviético, es que todo esté decidido antes. Sin embargo, en estos momentos no está todo decidido. Lo que no sabemos es si habrá nueve personas o siete en el Comité Permanente del Politburó. En teoría, esta gente tiene que ponerse de acuerdo antes. A finales de agosto se celebró en Beidaihe un encuentro informal de los líderes máximos, pero no se pusieron de acuerdo. [Nota: esta entrevista fue realizada antes de que se hiciera pública la expulsión del Partido de Bo Xilai y la convocatoria del Congreso]

¿Por qué no?

No lo sabemos todavía, pero podemos dar algunas pistas. Lo sabremos de verdad cuando se celebre el Congreso, aunque en estos momentos desconocemos incluso la fecha. Tenía que ser el mes que viene, en octubre. Podrían haber acordado los nombres, pero podrían no haber acordado las grandes líneas políticas que se revelarán en el discurso más importante, el de Hu Jintao, en el conocido como “informe político”.

El motivo de que no se hayan puesto de acuerdo es que hay discrepancias. El candidato para ser número uno, Xi Jinping, desapareció durante dos semanas, lo cual no es normal. Y no es normal que faltase a encuentros importantes con embajadores y líderes de otros países. Hace dos semanas hubo todo tipo de rumorología en China sobre qué le pasaba: un ataque al corazón, una hemorragia cerebral… Los medios de comunicación chinos ya anunciaban que reaparecería el siguiente fin de semana, y así ha sido. Ha aparecido y se ha encontrado con el ministro de Defensa norteamericano. Parece evidente que Xi Jinping será el próximo Secretario General del Partido y, automáticamente, el presidente del Estado; mientras, Li Keqiang será el Vicesecretario General y Primer Ministro.

¿Cómo puede predecirse?

Para entender qué y por qué van a suceder ciertas cosas en China, hay que comprender, por ejemplo, que los pilares del poder son tres: el Estado (cuyas figuras principales son el Presidente y el Primer Ministro), el Partido (representado por el Secretario General) y la Comisión Militar, que es donde se encuentra el poder de verdad.

La gran incógnita en estos momentos es saber quién será el presidente de la Comisión Militar. Actualmente es Hu Jintao, lo que significa que una sola persona combina la presidencia del país con la Secretaría General del Partido y con la presidencia de la Comisión Militar. Es posible que Xi Jinping no consiga la presidencia del tercer pilar de poder. Tendremos que ver si Hu Jintao es capaz de mantenerse por sí solo en la presidencia de la Comisión Militar, que representaría una limitación del poder de Xi Jinping. No sería la primera vez que ocurre.

La composición exacta del Politburó Permanente la tenemos bastante clara, pero hay que confirmarla, dependiendo de si son siete o nueve. Y si se reduce el número a siete, representará el triunfo de una facción del Partido respecto a otra, porque lo que se está intentando es equilibrar las diferentes facciones que lo componen.

¿De qué facciones estamos hablando?

Una son los intereses, es decir, las provincias de la costa oriental son las más ricas, mientras que las interiores son las más pobres. Los gobernadores de las provincias interiores tienen intereses contrapuestos a los de las provincias costeras. Por lo tanto, esto provoca que, no por razones ideológicas, sino por razones políticas y económicas, existan confrontaciones dentro del Partido en la política económica, en la distribución de los recursos, etc… Esto es una consecuencia del desigual reparto de la riqueza.

Otro de los grupos está formado por un grupo de hijos e hijas de los revolucionarios de la primera generación (los princelings). En febrero de 2011 fundaron una asociación, “Los hijos de Yan’an”, y se han reunido cuatro veces desde entonces. Pronuncian discursos con mucha terminología maoísta y son críticos con los diez años de gobierno de Hu Jintao porque dicen que ha sido demasiado cauto, que durante ese tiempo el país no ha avanzado. Sin embargo, este grupo se ha enriquecido considerablemente y constituye una aristocracia revolucionaria que pretende defender sus intereses.

Existe otro grupo de personas que han llegado a mandar en el Partido por mérito propio, son los llegados desde las Juventudes del Partido Comunista (también llamados “tuanpai“). Para colmo, existen personas como Xi Jinping que pertenecen a ambos grupos, y además ha sido militar.

Cuánta variedad…

Existen todavía más facciones, como la de los llamados “empresarios o capitalistas rojos”, porque ahora el Partido permite militar a personas capitalistas y reconoce un tipo de propiedad privada, término difícil de apoyar semánticamente por un Partido que se denomina “de la propiedad colectiva”. El Partido, que es el Estado, tiene como prioridad mantenerse en el poder. Es por eso que si existe una clase media o clase alta de empresarios que podría oponerse a la política económica del partido, convirtiéndose en oposición, el Partido las incluye en su seno y así consigue diluir cualquier tipo de oposición; y todo el mundo protege sus intereses.

Centrémonos en quien parece que será el nuevo presidente de China.

Si nos centramos en Xi Jinping, vemos que también está asociado a otros grupos, como el de “la facción de Shanghai”, integrada por personas que habían rodeado al ex-presidente Jiang Zemin, algunos de ellos condenados por corrupción, pero que quieren seguir teniendo un pie dentro del Partido para protegerse, como Berlusconi en Italia.

Hay otros informes que indican que podría ser más progresista, que esta nueva generación podría estar más abierta a cambios políticos, a incorporar más democracia en el Partido, paso previo indispensable para la democratización del país. En China existen elecciones locales, en las que el número de candidatos supera al número de puestos. Lo mismo está ocurriendo en el Comité Central del Partido: hace diez años hubo un 5% más de candidatos que de plazas, hace cinco un 10% y esta vez tendría que haber un 15% más. China ha estado alguna vez dominada por una sola persona, como Mao Zedong o Deng Xiaoping, pero el concepto de “centralismo democrático” rechaza casos como estos. Es por eso que en los últimos años se ha vuelto al liderazgo colectivo.

¿Cómo explica un experto el caso Bo Xilai?

Este año ha caído en desgracia Bo Xilai, y una de las teorías que explican qué le ha sucedido dice que pretendía ser el nuevo “hombre fuerte” y que para ello utilizaba simbología y lenguaje maoístas de manera populista para ganarse el apoyo del pueblo; el Partido, sin embargo, decidió que no quería un nuevo dictador y se lo han sacado de en medio. Hay otra teoría que lo pinta más progresista, más de izquierdas, y que los más liberales no estaban de acuerdo.

A parte de los puestos de los que escuchamos hablar constantemente, ¿hay algún otro cargo en el que nos debamos fijar especialmente por su importancia?

Hay que ver quién será el responsable del Comité de Disciplina del Partido, que ha sido un aliado de Bo Xilai y que, por su edad, no va a poder seguir. Es un cargo importante porque quien controla este comité, controla también los nombramientos y las promociones dentro del aparato del estado-partido.

Es curioso, tendemos a pensar que los chinos están orgullosos de su sistema político.

Los chinos son como los culés: cuando el Barça gana copas, todos contentos; ahora bien, si pierde, empieza el circo y un aluvión de críticas. No es que los chinos estén encantados con su sistema, ellos quieren estabilidad, el máximo valor social para ellos. Desde 1978 han disfrutado de calma social (dejando de lado el tema de 1989) y se ha traducido para ellos en un incremento económico brutal. Los chinos están contentos si ven mejorar su nivel de vida. Si una cosa funciona (en los últimos 30 años este sistema ha sacado a 500 millones de personas de la pobreza) no hay razón para cuestionar el sistema político. Pese a todo esto, ya hay personas dentro y fuera del Partido que lo cuestionan y piden más democratización.

¿Democracia en China?

No entendamos con esto un sistema con varios partidos políticos que compiten entre sí cada cuatro años en unas elecciones. Ni en Singapur, ni en Corea ni en Japón ni en Taiwán siguen modelos democráticos idénticos a los de Europa o las Américas. Asia Oriental no tiene la misma historia que Europa. Pensar que “cambio político” significa imitar la democracia liberal europea es un error. Queda por ver qué instituciones y qué estructuras se desarrollarán.

Hace poco ha salido a la luz otro escándalo en torno al Ferrari que se estrelló en Pekín. ¿Podría esto afectar a Hu Jintao?

No, a él directamente no. Es como Artur Mas, el presidente de Cataluña: cuando la gente le mira, no piensa que se está llenando los bolsillos. Lo que realmente ha hecho daño al Partido es el caso Bo Xilai. Lo acusan de corrupto y de criminal, y de permitir que su hijo viva como un playboy. Esto sí que molesta al pueblo. El pueblo sabe que hay gente del Partido que se ha enriquecido y cuyos hijos son “hijos de papá”. Ahora esta corrupción y las fuertes divisiones y tensiones en el seno del Partido son evidentes para todos.

¿Estas divisiones siguen siendo las compuestas por los maoístas y los reformistas?

La reforma puede hacerse desde muchos lados. Las dos grandes facciones son eficacia (liberales, políticas que generan más riqueza) versus equidad (justicia social, la “nueva izquierda” que llaman algunos). China ha renunciado a una economía planificada, pero sigue siendo comunista, aunque ha renunciado a la tarea principal de un estado-partido comunista.

Ahora, los princelings han resucitado el término “nueva democracia” (新民主主义), que se remonta a los años 20 y fue muy utilizado en los discursos de Mao Zedong.

Qué raro que él hablase de democracia…

Él era un gran defensor de la democracia, escribió muchos ensayos sobre el tema. Pero ¿qué entendemos por “democracia”? Esta palabra significa que el pueblo gobierna, pero esto no existe en ningún lado. Tenemos en Europa unos partidos políticos que legitimamos en las urnas, pero eso es un sistema representativo, no una democracia pura. No gobernamos por referéndum. En el fondo, en este país, tampoco podemos escoger a los candidatos ni votar por una persona en concreto. En Grecia o Italia, por ejemplo, ni siquiera han elegido los votantes a sus actuales primeros ministros.

Los chinos nos miran y piensan que no quieren caer en las mismas trampas. Mao Zedong pensaba que quienes tenían que gobernar eran los tecnócratas, los expertos. Creía que dejar en manos de algunos intereses en concretos un país no era una buena idea. La visión que existe en China sobre la democracia en el siglo XX pasa por consultar al pueblo, no que gobierne, eso ya lo hacen los expertos.

Actualmente se está llevando a cabo un experimento muy interesante en este tema. Consiste en escoger a un grupo de unas 250 personas representativas de todas las capas demográficas de una ciudad. El ayuntamiento presenta los proyectos que tiene en mente y es esta asamblea quien prioriza los proyectos que se van a llevar a cabo. Si lo pensamos, los partidos tienen como objetivo mantenerse en el poder, justo lo contrario de lo que la alternancia en el poder de la “democracia” significa.

Irene T. Carroggio
Irene T. Carroggio cursa el último año de Traducción e Interpretación en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y de Comunicación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Ganadora del accésit del premio de traducción Andreu Febrer de la Universidad de Vic, traduce para Zaichina y Global Asia. Ha realizado cursos de chino en Pekín y Shanghai. [Más artículos de Irene T. Carroggio]

5 Comentarios

  1. Fernando Lujan

    Exelente nota…

  2. Chinochano

    Anda, a este señor lo vi hace un tiempo en un debate por los eventos de 2008 (creo que en TV3) y me gustó lo que dijo, desde entonces no supe más de él. Voy a leerle a ver qué se cuenta.

  3. Irene T. Carroggio

    Me comentó que escribía de tanto en tanto para el periódico catalán “Ara”…

  4. Jorge

    Excelente Articulo, hacen falta mas asi

  5. Gabriel

    Hay que señalar que el profesor se ha equivado de algunos conceptos.
    1. El PCCh no tiene el cargo de vicesecretario,a. La secretaría del comité central del partido está compuesta de un secretario general, que actualmente es Hu Jintao, y varios secretarios del mismo rango. Así que Li Keqiang no va a ser vicesecretario del partido. Pero según ciertos rumores, va a ser vicepresidente del comisión militar.
    2. Xi Jinping no tiene nada que ver con la facción de tuanpai (Liga de la Juventud Comunista), sí que pertenece a la facción princeling porque su padre era líder revolucionario, y a la facción Shanghai porque era secretario del partido de esta municipalidad.
    3. El actual jefe del comité de diciplina sí es miembro del poliburó permanente, pero no aliado de Bo. Su aliado en el mismo poliburó permanente es el actual jefe del comité de políticas y derecho del partido, encargado de mantener la estabilidad social. Pero ninguno de estos dos organismos tiene poder de controlar el nombramiento y promoción de los comunistas chinos, porque tal competencia está en manos del Departamento de la Organización del PCCh.
    Espero que esta corrección les ayude a entender mejor la politica china.

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