En los próximos meses se aprobará en China una reforma de la Ley Medioambiental de 1989. El borrador dado a conocer por el gobierno se ha encontrado con la oposición de la mayoría de expertos.
Aquellos que exigen más reformas (y más valientes) al gobierno chino tienen otro frente abierto con uno de los retos más importantes a los que se enfrenta China: la protección del medio ambiente. La gravedad de este problema ha sido denunciada en los últimos años por expertos de todo tipo, medios de comunicación y los propios ciudadanos, que en los últimos años (y meses) no han dudado en protestar en las calles por problemas relacionados con la contaminación.
¿Cómo controlar el uso de la energía, las prácticas de las empresas y la responsabilidad de los distintos gobiernos? La respuesta para muchos abogados e intelectuales está en la Ley, de ahí que la reforma de la Ley Medioambiental de 1989 se haya convertido en una batalla crucial para muchos expertos. Después de años de peticiones y sugerencias, el gobierno central comenzó a preparar un proyecto de reforma de esta ley a principios de 2011. El borrador se hizo público el 31 de agosto de 2012, y el gobierno esperar recibir propuestas e ideas hasta el 30 de septiembre de este año.
El problema es que la reforma planteada por el gobierno no ha convencido prácticamente a nadie y casi todos los expertos se quejan de falta de valentía y decisión. Según un extenso artículo publicado por el Nanfang Zhoumo, uno de los medios más independientes del país, la reforma que debería servir para salvar a China del desastre medioambiental se ha encontrado con una oposición generalizada:
“Los expertos del sector se oponen, a los departamentos provinciales de protección medioambiental no les gusta, e incluso el Ministerio de Medio Ambiente se ha unido a la lista y la ha puesto en cuestión”.
En vista de la gravedad del deterioro medioambiental, muchos pensaban que después de más de 20 años, el gobierno sería capaz de enfrentarse al problema y tomar decisiones valientes en la reforma de la ley. En vista del borrador, sin embargo, el gobierno no ha incluido muchas de las propuestas de los expertos (más de 78 en la Asamblea Popular entre 1995 y 2012) y cuando lo ha hecho ha sido de forma muy tímida. El propio Nanfang Zhoumo resumía la semana pasada la situación de crisis de la siguiente manera:
“Los expertos en la protección del medio ambiente no pueden esperar, la actual situación del medio ambiente en China no puede esperar”.
Responsabilizar a los gobiernos locales
Entre las muchas quejas de los expertos, la primera que salta a la palestra en el reportaje del semanal chino tiene que ver con la responsabilidad de los gobiernos locales. Según explica Wang Xi (王曦), profesor de la Universidad Shanghai Jiaotong, muchas provincias no hacen las suficientes inspecciones ni aplican las leyes medioambientales como deberían. El problema es la falta de eficacia administrativa, pero también los intereses que tienen estos gobiernos en seguir recibiendo inversiones y contar con empresas que den trabajo a los ciudadanos.
Una de las propuestas de los expertos es que la ley estipule el número de controles e inspecciones que se tienen que llevar a cabo, y que se haga responsable de forma directa a los gobiernos locales. Mientras que la actual legislación se encarga de poner todo el peso sobre las empresas, las provincias y ayuntamientos están casi siempre exentos de obligaciones legales, lo que hace descender la eficacia de la ley. Aunque en el borrador se hace mención a esta responsabilidad del gobierno, los expertos se quejan de que la legislación debería ser mucho más explícita y detallada.
Lu Zhongmei (吕忠梅), una especialista que lleva trabajando en temas de derecho medioambiental desde 1982 y es la rectora de la Universidad de Economía de Hubei (湖北经济学院), se quejaba de que Pekín estaba protegiendo a los gobiernos locales y se estaba olvidando del interés general:
“¿Cómo se hace responsable legal al gobierno? En el borrador no se incluye ni el alcance, ni el proceso ni las consecuencias de esa responsabilidad legal. Hay gente que piensa que en este artículo las propuestas no eran unánimes y que por eso no era fácil de redactar. De hecho, es normal que los gobiernos locales no estén de acuerdo en incluir este artículo; pero la Ley de Protección Medioambiental está para proteger el interés público, para proteger los intereses a largo plazo del país y del pueblo. Es necesario utilizar este enfoque para avanzar en el equilibrio y la selección de los intereses”.
Otro de los que no se muerde la lengua es Liu Wenjie (刘文洁), el director del departamento legal encargado de los temas medioambientales en la ciudad de Wuhan. En su opinión, los gobiernos locales están mucho más dispuestos a hacer grandes inversiones en centros comerciales y carreteras que en gastar menos dinero para mejorar el sistema de drenaje de las ciudades o la recogida de basuras. Uno de los problemas, que podría solucionarse con esta ley, es que nadie exige responsabilidades a los dirigentes locales. Liu Wenjie no duda en decir que “las desgracias por las lluvias torrenciales en Wuhan, Beijing, etc… no son casualidad”.
El derecho medioambiental de los ciudadanos
Otro de los puntos por los que han luchado los expertos en los últimos años es el del “derecho medioambiental” (环境权). De hecho, el experto Cai Shouqiu (蔡守秋), quien participó en la redacción de la ley de 1989, dice que en el borrador con el que trabajaron en aquella época él mismo había incluido esos tres caracteres.
Este “derecho medioambiental” trae consigo distintas implicaciones legales. Significaría reconocer, como explica Lu Zhongmei, que los ciudadanos tienen el derecho de vivir en un ambiente limpio y sin contaminación, y que tienen derecho a participar en la defensa del medioambiente. Además, desde el punto de vista legislativo, serviría de soporte para exigir mayores responsabilidades a las empresas contaminantes y a los gobiernos, así como para facilitar las compesaciones a las personas afectadas.
Junto a estos dos grandes temas, los expertos se quejan también de que no se ha incluido en el borrador la Evaluación de impacto ambiental (EIA), un procedimiento técnico administrativo que debería evaluar las consecuencias medioambientales de cualquier proyecto para que los gobiernos puedan tomar una decisión sobre su viabilidad. Tampoco se ha creado una institución estatal con la autonomía y el poder suficientes como para imponer compensaciones económicas y buscar a los responsables de los desastres medioambientales. Todas estas carencias han provocado un rechazo prácticamente unánime en un tema de suma importancia para el país.
Todavía hay tiempo para incluir más reformas
Como en otras ocasiones, el gobierno ha presentado un borrador que ha puesto a disposición de medios de comunicación, expertos y ciudadanos con la intención de recabar sus opiniones antes de aprobarlo. El Nanfang Zhoumo se ha tomado la propuesta muy en serio y en otro artículo publicado la semana pasada invitaba a sus lectores a mandar todas sus ideas al gobierno. Para ello aportaba la página web correspondiente e incluso la propia dirección física para los que quisieran hacerlo por carta en Pekín: Xichengqu, Qianmen Xidajie 1 (西城区前门西大街1号).
Al mismo tiempo, este prestigioso semanal realizó distintas encuestas a través de Sina Weibo para recabar la información de los ciudadanos sobre el tema. El 60% de los encuestados pensaba que debería detallarse mejor la regulación sobre la transparencia informativa en temas medioambientales, la responsabilidad del gobierno, las inspecciones y un sistema de evalución para los gobiernos. El propio Nanfang Zhoumo ha mandado estas encuestas al gobierno, en un intento por apostar por una ley medio ambiental más ambiciosa.
Fuente
• Nanfang Zhoumo: La reforma de la ley medioambiental / La encuesta realizada por el Nanfang Zhoumo
• Baidu Baike: Más información sobre la ley medioambiental en China (保护环境法)
• La actual ley de 1989 / El borrador presentado por el gobierno
otra vez la palabra mágica 执法
Un país muy grande y muy complejo en pleno desarrollo económico.
Las leyes se volverán más extrictas con el tiempo, sin duda alguna.
Un cordial saludo.