Este artículo forma parte de una nueva colaboración que ZaiChina ha emprendido con Caixin, uno de los medios chinos más independientes y atrevidos del país. A partir de ahora, todas las semanas ofreceremos en español sus contenidos más interesantes.
(Hu Shuli, directora de Caixin Media) Cuando el 10 de abril Xinhua anunció por primera vez la investigación de la muerte del británico Neil Heywood, el informe oficial decía: “China es un país socialista amparado por el estado de derecho. No se pisotearán la dignidad ni el poder de la ley”. Después de leer el informe sobre los recientes procedimientos judiciales, la gente se dio cuenta de que el uso del verbo “pisotear” había sido bastante acertado.
Basta pensar que, desde el momento en que Bogu Kailai planeó el asesinato hasta que la policía de Chongqing ya no fue capaz de mantener durante más tiempo el encubrimiento del crimen, ella nunca se preocupó y nunca entró en pánico, porque creía que disfrutaría de total impunidad. Si no hubiera sido por la estancia de Wang Lijun en el consulado de Estados Unidos, no habría habido ninguna información pública al respecto ni habría habido justicia para el fallecido. La delincuente seguiría en libertad, en posesión de una reputación intachable como poderosa abogada y esposa de un alto funcionario.
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