Yan Lianke, uno de los escritores contemporáneos chinos más prestigiosos, no ha conseguido finalmente el Independent Foreign Fiction Prize, un premio que se entrega en el Reino Unido a las mejores obras de ficción traducidas al inglés durante el año anterior. Yan Lianke llegó hasta la fase final, donde tan sólo quedaban seis novelas, pero el premio (que se dio a conocer ayer 14 de mayo) ha ido a parar al israelí Aharon Appelfeld por su obra Blooms of Darkness.
A pesar de no haber conseguido el máximo galardón, este parece un buen momento para repasar su última una de sus últimas novelas, Dream of Ding Village (丁庄梦), traducida excepcionalmente bien al inglés en 2011 por Cindy Carter y que también fue finalista al Man Asian Literary Prize de ese mismo año.
La novela, que tiene lugar en un pueblo ficticio de la provincia de Henan, describe con todo lujo de detalles la venta de sangre en el centro de China y el posterior contagio de sida de cientos de miles de personas debido a las malas condiciones sanitarias y la falta de higiene. Estos acontecimientos reales, que tuvieron lugar durante los años 90, siguen teniendo consecuencias en nuestros días y es uno de los motivos de que el libro haya sido censurado en China.
Por suerte, la novela de Yan Lianke es mucho más que un libro polémico que no le ha gustado al gobierno chino y está repleto de fascinantes creaciones literarias y una descripción desgarradora de la sociedad contemporánea china. Algunos críticos han comparado su novela con La Peste de Albert Camus, sobre todo debido a su magistral descripción de un pueblo tomado por el sida y la muerte. Desde el principio, el libro te engancha y te mete de lleno en las miserias de ese pueblo de Henan “donde la hierba de la planicie se ha vuelto quebradiza y seca” y donde “practicamente no hay semana donde no muera alguien”.
Yan Lianke no toma la salida fácil y además de hablar de las víctimas de la venta de sangre habla (e incluso sitúa como protagonistas) a muchos de los verdugos. De hecho, aunque el gobierno aparece como uno de los máximos responsables, el autor sitúa a la avaricia, las ganas de enriquecerse y la envidia como los principales motores detrás de la venta de sangre (unos 15 dólares por donación). Cuando el “dinero fácil” comienza a llegar a estos pequeños y pobres pueblos del centro de China, nadie se quiere quedar atrás. Todos quieren más yuanes. Todos quieren tener una casa de dos pisos, una lavadora y una televisión. A cualquier precio.
Una de las claves de la novela es que aprovecha las circunstancias excepcionales de muerte y enfermedad para mostrarnos al ser humano en estado puro. Conscientes de su muerte segura, las personas de este pueblo sacan casi siempre lo peor sí mismas. Hay parejas que se separan cruelmente debido al sida; personas que lideraron y se enriquecieron con la venta de sangre y que ahora siguen haciendo negocio de la enfermedad que ayudaron a extender; vecinos que buscan vengarse de otras familias asesinando a sus hijos o destruyendo sus tumbas; y peleas y corrupciones por administrar los recursos que envía el gobierno local para los enfermos. Un sinfín de crueldades provocadas por el negocio de la sangre.
Y en medio de tanta miseria, en medio de un pueblo muerto en vida y transformado por la enfermedad, la avaricia y los celos, surge una historia de amor conmovedora que con el paso de las páginas gana más y más protagonismo. Yan Lianke introduce aquí ese rayo de esperanza necesario para que el libro no se hunda en el pesimismo absoluto. Su creación de esta historia de amor entre dos personas con sida a punto de morir, que no tienen nada que perder y deciden separarse de sus parejas para vivir (y morir) juntos, es una buena muestra del talento literario del autor y de la “dura sensibilidad” que rebosa su novela.
Un libro fascinante, que sabe mezclar la realidad política del país con el talento literario y el retrato social de la China rural del siglo XXI.
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Muy buena reseña.
Gracias, Alma. Me hubiera gustado hacerla más larga, pero no sabía si estos temas literarios iban a despertar interés. El libro es sencillamente fantástico.
Uno de los objetivos que tenemos en ZaiChina para este año es incluir más cosas sobre la cultura contemporánea china (música, literatura, televisión, arte…). Esperemos que salgan cosas interesantes.