Zigor Aldama: “Los jóvenes podrían echar a perder el milagro chino”

por | Sep 15, 2011 | Medios de comunicación en China

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Zigor Aldama (Bilbao, 1980), corresponsal del Grupo Vocento en Asia, llegó a China en 1999. En aquel momento, como él mismo dice, desde el punto de vista informativo el gigante asiático era tan sólo “un poco más que Zimbabue”. Desde entonces, Zigor Aldama ha recorrido el país para explicar los cambios políticos, sociales y económicos que han situado a China en el segundo puesto de la economía mundial.

Además de informar sobre China, este joven periodista español ha recorrido la mayoría de países asiáticos para acercar sus realidades a un público español que en general desconoce por completo esta región del mundo. Lleva varios años colaborando como freelance para otros medios de comunicación, entre ellos el diario El País y La Voz de Galicia. En esta entrevista con ZaiChina, realizada en julio de 2011, Zigor Aldama nos explica su visión de China y cómo hace su trabajo.

[Esta entrevista forma parte de la serie: Corresponsales en China. Sigue a Zigor Aldama en Twitter o en Facebook]

También puedes ver el vídeo en Youtube.

– ¿Por qué y cómo llegaste a China?

Va a parecer un poco cutre, pero la verdad es que yo vine a China por amor. Cuando tenía 18 años estaba en Belfast y empecé haciendo lo que creía que eran mis pinitos de fotoperiodismo, sobre todo ligado a los conflictos y al periodismo de guerra, y terminé encontrándome con una chica china en la universidad. Nos casamos al año siguiente y entonces aparecí en China. Y tomé una de las decisiones más importantes, que no fue venir a China, sino dejar la ingeniería industrial y pasarme al periodismo.

– Tú llegaste aquí en 1999. ¿En qué ha cambiado en todo este tiempo la información que se genera sobre China en los medios españoles?

Ha habido un salto cuantitativo y cualitativo. Cuando yo vine en 1999, a los medios regionales vascos con los que empecé trabajando no les interesaba nada más allá de la Gran Muralla, algunos viajes por el país o curiosidades sociales. Cuando China entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC) hubo ya un pequeño cambio. Se comenzó a decir: “ahora estos ya empiezan a jugar con nuestras reglas, nos vamos a cagar”. Esto provocó una segunda oleada de interés centrada en el terreno económico, pero la verdad es que todavía las piezas que se publicaban no daban para nada más que para sobrevivir en China.

Ya cuando se decidió que Pekín iba a ser la ciudad olímpica en el año 2008, aquí hubo un pequeño cambio cualitativo. Tanto la entrada en la OMC como la concesión de los Juegos Olímpicos fueron en el mismo año, y aquí los medios ya empezaron a decirme “cuéntanos qué es China y cómo son los chinos”. A partir del año 2008 yo creo que la información que se demanda de China es de todo tipo. Predomina sobre todo lo económico, pero en principio cualquier cosa que venga de China interesa. Cuando yo vine en 1999, China era como Zimbabue, un poco más.

– ¿Qué te han aportado China y Asia a nivel personal y profesional?

Yo creo que casi todo. Al fin y al cabo China es el gran país del siglo XXI, es un reto personal importantísimo. Y no sólo desde que vine, sigue siéndolo cada día, porque mantenerse al ritmo al que va este país es casi imposible. Todo lo que yo creía que había aprendido hace 12 años, al cabo de dos ya no me servía para casi nada. El mayor reto personal es el cambio de esta sociedad tan dinámica como es la china, el poder adaptarnos a lo que está pasando.

– Como periodista, imagino que hay muchas historias que se quedan en la chistera y que nunca se publican. ¿Qué pasa con todas esas historias?

Al final el corresponsal tiene una guerra continua con el medio de comunicación. No con el medio en sí, sino con las limitaciones físicas que en este caso tiene un periódico. Ahora igual está cambiando un poco en los medios que le están dando más importancia a la página web, como por ejemplo el diario El País, que está creando ya contenidos exclusivos para la web sin pensar en el papel. Es un cambio de mentalidad que podemos pensar que llega más o menos tarde, pero que está llegando. Quizá con eso tenemos una mayor posibilidad de publicar temas que antes, por la propia característica del medio, no tenían cabida.

Obviamente el papel es finito y además es caro. Los temas tienen que quedarse en lo que tienen que quedarse. Yo esto lo entiendo y no creo que sea un problema del medio de comunicación en sí, sino que todo tiene sus limitaciones. El problema, quizá, es que cada vez más se tira por la anécdota. Los medios no quieren un análisis sesudo. Por explicarlo de alguna forma, te dicen “no queremos que mandes un tocho”. Lo que quieren es que les cuentes algo relacionado con el tema pero que sea suficientemente ligero para que el público (al que yo creo que tratamos demasiadas veces de estúpido) pueda digerirlo.

Esta es una pelea que generalmente cada uno libra con su medio. Y generalmente no con su medio, sino con el redactor jefe de cada sección. Porque no podemos ni siquiera decir que un medio tiene una ideología. Al final yo he aprendido que cada sección depende de la persona que está al frente. Sin más. Y que China no tiene tantos condicionantes como tienen otras secciones como la de política, la de economía o incluso sociedad y cultura. Todo lo que tiene que ver con China considero que tiene mucha más libertad de acción, por lo menos en mi caso.

– Imagino entonces que no estás de acuerdo con aquellos que piensan que los medios occidentales son injustos con China.

Yo creo que hablar de la prensa como un ente homogéneo y siempre contra China es erróneo. Puede haber gente que sea anti-china, como hay gente que es pro-china, lo mismo que puede haber anti-americanos o pro-americanos. Me parece que las decisiones de la prensa española se toman más por parte de individuos que están al frente de secciones o incluso de periódicos, cadenas de televisión o de medios en general, y que conformen de alguna forma la visión que ese medio en concreto tiene (o por lo menos traslada) de China.

Pero yo creo que a la hora de hablar de China he visto la mayor libertad como periodista de la que he podido disfrutar, porque sí que me ha tocado en alguna ocasión hacer textos para otras secciones como la de política y ahí sí que ha habido mucha más intervención por parte del medio. Entonces, me cuesta creer que podamos hablar de una prensa occidental anti-china. Sí que podemos decir que los periodistas, por todas las dificultades que tenemos para conseguir la información, tenemos nuestros más y nuestros menos con el gobierno chino, y hay veces que nos toca hablar o escribir del gobierno chino y no nos gusta decir lo que es bastante obvio muchas veces, que es que lo hace bastante bien. Esto es algo que sí que tenemos que trasladar pero que a veces por todas las putadas que nos hacen cuesta hacerlo.

Es verdad que la China mala vende, pero también creo que la gente está muy interesada en conocer cuáles son los mecanismos que han llevado al milagro chino. Saber que hay disidentes encarcelados y todas las chapuzas que se hacen en China (desde la seguridad alimentaria hasta la sanidad) es importante; pero también es muy importante explicar el engranaje que ha permitido que 1.350 millones de personas tengan un nivel de vida digno, porque si lo comparamos con los países de su entorno, exceptuando a Japón y Corea del Sur, China está muy bien. Creo que poco a poco tenemos que conseguir ir explicando todo lo que aquí está pasando y cómo ha conseguido China ser la segunda potencia económica mundial.

– ¿Cómo lo ha conseguido? Parece ser que es uno de los temas en los que más has trabajado.

Sí, es uno de los temas que más me interesan. Al fin y al cabo, doce años en China son como dos siglos en cualquier otro sitio. Yo recuerdo cruzar la frontera con Hong-Kong en 1999 y llegar a Shenzhen, y aquello era el lejano oeste de la ley de la selva. Era algo horrible. Y estuve viviendo allí dos años. Es increíble el cambio que ha vivido Shanghai, el cambio que ha vivido la población china, para bien y para mal. Pero veo el milagro chino en cierto peligro. Me parece que las generaciones jóvenes (los nacidos en los 90) son de lo peor, de lo peor que he visto en muchos lugares.  Creo que China va a tener muchos problemas cuando esta gente tenga que ponerse a trabajar y tenga que dirigir el país.

El milagro chino se ha fundamentado en la capacidad de sacrificio y de trabajo de cientos de millones de personas que tenían claro que su futuro no podía ser peor. En España, con el movimiento del 15-M, estamos viendo que vivimos el lado contrario: gente joven, muy preparada, que ha llegado al cénit, al no va más del estado de bienestar y que ahora le toca la cuesta abajo. Esto es jodido. Yo creo que en este momento de efervescencia, la población china, tal vez por la política del hijo, está creando una generación que la veo muy diferente de la que ha conseguido el milagro chino y que podría ser que lo echara a perder.

– ¿Qué otros factores crees que han contribuido al milagro económico chino? ¿Cuál ha sido el truco?

Para mí, el hecho de que China sea una dictadura es una ventaja muy importante. Yo que suelo ir a la India a menudo, y que se comparan muchas veces estos dos países, me parece muy importante la guía de un partido político, que obviamente tiene que tener las cosas claras, porque si es como Corea del Norte, pues tenemos Corea del Norte. Ha sido muy importante esa capacidad de planificar a cinco años a través de los planes quinquenales, pero siempre con la vista puesta en el infinito. Esta es una ventaja que no tiene ninguna democracia, que como mucho está pensando en cuatro años, en dos o ya en la pre-campaña. Esta posibilidad de fijar el rumbo es fundamental. Esto y la capacidad por supuesto de trabajo y de sacrificio. Sin duda, también la mano de obra barata permitió que se creara la primera fase de desarrollo, que era la entrada de capital extranjero para el desarrollo del país, del tejido empresarial, la transferencia tecnológica, etc… ¿Cómo va a conseguir ahora China dar el salto a una sociedad de la innvoación tecnológicamente avanzada? Aquí va a estar mucho en juego.

– ¿Cómo crees que le va a salir a China esta transformación del made in China al invented in China?

Pues creo que lo van a hacer mucho mejor que España. Eso lo tengo claro. Porque si bien desconfío bastante de las jóvenes generaciones, hay muchísima población, así que con que un pequeño porcentaje sea número uno de Harvard o de Cambridge, ya puede ser suficiente. Con que sólo unos pocos de los 17 millones de estudiantes que China tiene por ahí pululando por el mundo vuelvan y se pongan al servicio del país en ese aspecto, yo creo que China todavía tiene mucho recorrido y sabrá invertir en I+D sin que le tiemble el pulso, no como hacen otros países. Estas inversiones ya están dando unos frutos muy interesantes en sectores como los trenes de alta velocidad, los aviones… empezamos a ver muchas cosas que nos deberían poner los pelos de punta. Ese “que vienen los chinos” se decía porque nos mandaban zapatillas a dos duros, pero es que dentro de poco China va a ponerle el tren de alta velocidad a EE.UU. O por lo menos va a estar compitiendo por ello.

– Estás hablando de algo que se repite mucho en circulos políticos y económicos y que también destacaba Eugenio Bregolat, el embajador español, que es esa capacidad y visión de futuro de los políticos chinos.

Es que yo creo que nada puede ser peor que los políticos españoles. Comparados con los políticos españoles, no sé, igual en Burkina Faso están un poco peor. Yo creo que los políticos chinos, independientemente de que son corruptos y de que aquí lo que funciona son las guanxi (relaciones personales), sí que tienen una visión de estadistas, de vamos a llenarnos los bolsillos pero para que al resto le caiga algo también. Yo creo que esto es bastante mejor que el cazo español, que se lo llevan y desaparecen y ya está. Yo creo que esta visión a largo plazo es interesante.

– Durante el último año hemos visto algunos casos que parecen apuntar a un mayor descontento en la sociedad china. ¿Cómo lo ves tú?

Yo creo que el acceso que tiene la población a la información a través de las redes sociales y de Internet está creando la sensación de que sí que hay mayor descontento. Es cierto que la mayor parte de la gente está preocupada por lo que cuestan las cosas, desde la vivienda hasta las hortalizas. Desde ese punto de vista, sí que hay un mayor control, un mayor recelo hacia el Gobierno, sobre todo en el campo de la corrupción. Porque claro, fastidia que uno las esté pasando canutas porque no puede comprarse un piso, porque no puede pagar un alquiler en condiciones, y luego que los oficiales del Gobierno vayan en sus Audi A8 y se den la gran vida. Yo creo que eso cada vez está calando más y que la población china tiene un mayor control sobre sus gobernantes. Pero por otro lado yo también creo que los chinos todavía están con la mirada puesta en el futuro y el futuro lo ven siempre con optimismo, así que mientras esto se siga dando no vamos a ver esa desestabilización social que muchos temen en China .

– Pasando directamente al tema del periodismo, en la actualidad, como ha demostrado el movimiento 15-M, los medios de comunicación parecen haber entrado en una fase de descrédito. ¿Cómo ves esta crisis de los medios?

Yo creo que el periodismo está en horas bajas, está en la UVI. Me parece que ese descrédito viene de la línea editorial que se empeñan en mantener los grandes medios de comunicación ligándose a un partido o a una ideología política. Para mí esa es la fuente del descrédito que tienen los medios de comunicación. No la sección de internacional, donde yo creo que hay mucha más libertad, sino la sección nacional, de política, que es cierto se utiliza para los intereses políticos y económicos de los medios de comunicación.

– Una de las cosas que muchos echamos de menos es una mayor presencia de los corresponsales en Internet, sea a través de blogs, en Twitter u otras redes sociales. ¿Qué es lo que falla?

No lo sé. A mí lo que me falla es el tiempo. Yo no tengo tiempo para mantener además de todo lo que escribo un blog. Yo publico una media de 20 piezas mensuales. Nunca de menos de 500 palabras. Una de las cosas que me gusta hacer a mí es evitar el refrito en la medida de lo posible, quiero decir, yo nunca ofrezco un refrito, pero si me lo piden lo hago. Yo para hacer un reportaje en condiciones necesito como mínimo una semana sobre el terreno, salvo que tenga mucha suerte. Y me dedico a eso. No me puedo dedicar a escribir las 20 piezas y luego escribir un blog, porque al final lo que voy a hacer es un refrito de ZaiChina o de cualquier otro sitio.

– Estás hablando de ofrecer y de pedir. ¿Quién ofrece y quién pide?

Yo firmo como corresponsal de los medios del grupo Vocento, pero colaboro con El País, con La Voz de Galicia y con otros medios vascos, por lo que también soy freelance. El abanico de posibilidades es muy amplio. Generalmente ofrezco yo. A todos los medios, con excepción de Vocento regional, yo ofrezco reportajes. Y los ofrezco una vez que los he hecho. Quiero decir que aquí yo corro el riesgo: yo pago todos los gastos y después ofrezco el reportaje. Lo hago así porque creo que si lo hiciese al revés, la mayoría me los rechazarían y terminaría quedándome en casa en frente del ordenador. Y lo hago así porque me gusta. Me gusta el periodismo, me gusta hacer esto que hago, y soy consciente de que con muchos de los reportajes con los que estoy más a gusto pierdo dinero. Eso se compensa, afortunadamente, con los refritos. Al fin y al cabo, yo tengo que decir que esos temas que son una fundición de agencia con algo que pueda aportar yo (como una llamada de teléfono, mirar los servicios de microblogs, etc…) permite que luego yo me vaya al terreno y haga los reportajes que me gusta hacer.

– Es curioso que sea gracias a los refritos, lo que aporta menos calidad a un diario, como puedas hacer los reportajes de mayor calidad. Recuerdo que una vez en Facebook escribiste algo tal que así: “Voy a empezar a hacer sólo refritos, porque total, como se pagan igual que los reportajes”.

Sí, te entran ganas de hacerlo. Desde el punto de vista económico, yo sería mucho más rico haciendo sólo refritos o temas de Shanghai y los alrededores. Pero al final cubro Asia-Pacífico y salvo que me envíen a alguna cobertura especial, todo corre de mi cuenta.

– El tema de los gastos me parece muy importante. Tú eres uno de los corresponsales que más viaja. Muchas veces yo veo que te vas a Pakistán, por ejemplo, te pasas una semana y después publicas uno o dos artículos. ¿Cómo es esto rentable económicamente?

Se consigue haciendo muchos reportajes. Por ejemplo, nunca hago viajes cortos, salvo que venga a Pekín como esta vez, que es una semana. Pero en general, cuando voy a otro país, por ejemplo ahora que voy a Tailandia y Laos, voy a estar un mes. He estado recientemente en Bangladés, y he estado un mes, con una pre-producción también muy importante. Intento llevar una agenda de temas bastante potente y dentro de lo que se pueda prever cerrada. Por ejemplo, si en Bangladés salen cuatro o cinco temas gordos en un mes, un tema por semana…

– ¿De verdad se puede vender tanto sobre Bangladés en los medios españoles?

El tema es conseguir vender cuatro o cinco temas de Bangladés a medios diferentes. Entonces finalmente sí que se consigue. Obviamente un medio como La Voz de Galicia no va a publicar un reportaje sobre Bangladés a la semana. Pero quizás dos en un mes, o dos en dos meses, sí. Y todo esto lo hago ofreciendo un producto completo: texto y fotografía.

Aquí es donde está el truco. Por ejemplo, en Bangladés hice dos temas muy potentes, que fueron las víctimas de la violencia de ácido y una rebelión de prostitutas. Al final, si yo paso siete días con esta gente, tengo historias para escribir un libro. La cosa está en conseguir compartimentar un reportaje en diferentes historias. Entonces, los medios de comunicación interesados en la misma historia, pueden recibir diferentes ángulos, para que así no compitan entre sí o haya una competencia más justa.

– Hace poco decías en Facebook que en once años habías escrito…

1.500 artículos.

– O sea que lo llevas todo muy bien contabilizado.

Sí, claro, hay que llevarlo todo controlado para que te paguen. Porque si no se les puede olvidar.

– En mi caso, cuando he colaborado con diarios españoles he sentido una gran intervención por parte del medio, cambiando titulares, incluyendo fotos y modificando sustancialmente el contenido de mis artículos. ¿Has vivido episodios parecidos?

Yo no me puedo quejar. La verdad es que el titular sí que se suele cambiar, pero no creo que se haga con malicia sino por cuestiones de espacio. Pero nunca he visto que me hayan cambiado un titular con ganas de poner mal a China o de buscarle tres pies al gato. Nunca me han cambiado el texto más allá de la pequeña edición de cualquier periódico, así que no puedo quejarme.

– ¿Qué pasa con las fuentes? Hemos estado hablando de los refritos que se hacen en prensa, pero la verdad es que son muy pocas veces las que se citan las fuentes, que se quedan por el camino.

Esto sí que sucede. Yo suelo escribir la fuente si me llega de EFE, de Associated Press o de cualquier otra agencia, y es verdad que muchas veces se quita. Se dice que es porque el texto es demasiado largo o por otros motivos, pero yo entiendo que al medio tampoco le interesa que el lector vea que al final lo que está haciendo el corresponsal o el periodista es una labor de edición. Al final es algo lógico. Yo estoy en Shanghai, pero el que está en Pekín tampoco puede estar en el Tíbet o donde le toque estar para cubrir una noticia determinada.

– Yo hablo un poco de “firmitis”. Se busca a alguien que esté aquí para incluir su nombre y dar una imagen de profesionalismo y cercanía con la noticia, pero luego muchas de las cosas que se le piden al periodista realmente no requieren que esté aquí.

Puede ser en algunos casos, pero creo que no es así. El periodista que está aquí y que lleva tiempo puede aportar muchas cosas que no aporta una nota de EFE o de la agencia que sea. En primer lugar, es importante, y a mí me gusta, porque me gusta el idioma, contar las cosas de forma que resulten atractivas. Esto para mí es indispensable. Un periódico a base de notas de EFE sería horrible. Hay que jugar un poco con el idioma, con las claves que nosotros tenemos y que la gente en la redacción no tiene. Que puedas salir a la calle, aunque sea en pijama, y preguntar a cuatro vecinos, o que puedas llamar a tus contactos… Creo que el valor añadido que nosotros podemos aportar, aunque el hecho noticioso sea obviamente a través de agencias, es importante.

También creo que nos metemos mucho con el medio, pero me gustaría meterme también un poco con los periodistas. Es muy fácil acomodarse en China, acostumbrarse a la vida nocturna y engañar a la conciencia poniendo como excusa las condiciones económicas en las que estamos para no hacer el trabajo que tendríamos que estar haciendo. Hay muchos casos distintos. Es verdad que hay algunas informaciones que son refritos y otras veces que se convierten en una edición interesante de un tema. Y en otras ocasiones, y yo mismo me incluyo, en las que no da tiempo a hacer otra cosa que no sea un refrito. Porque si me llaman a las 11 de la noche, no voy a llamar a todo Cristo para buscar unas declaraciones.

– Eres uno de los corresponsales que más viaja por China y Asia. Además, en la mayoría de los casos lo haces cuando no hay una cobertura evidente ni ningún tipo de crisis que haya despertado la atención internacional. ¿Por qué y cómo haces estos viajes a países que en ese momento no están de actualidad?

¿Por qué? Primero, porque es entonces cuando puedo entender como es una sociedad y lo puedo hacer de forma relajada. Muchas veces me lo preguntan desde la redacción y me dicen: “Pero, ¿a qué te vas ahora a Laos? ¡Si no pasa nada!”. Y yo les digo, “sí, pero alguna vez pasará, y entonces necesitaréis, como ha pasado en Japón, que alguien os escriba qué cojones es Laos”. Y para entonces yo tendré mis historias, con mis reportajes y mis fotos, y podréis darles zapatilla. La mayor razón es que me gusta conocer los lugares. Yo viajo, leo mucho antes, me planteo unos temas que me gustaría hacer, surgen otros, y lo hago con calma porque yo creo que hace falta tiempo, y también por economía. Si voy a un sitio para estar cinco días, me sale por un ojo de la cara. Si estoy un mes, me sale por dos ojos de la cara, pero espero sacarle más rendimiento.

– Estamos hablando además de una zona muy amplia y diversa, lo que se suele llamar Asia-Pacífico, que va desde la India hasta Australia, pasando por Japón, Vietnam o Pakistán. ¿Cómo afrontas el reto de cubrir tantos países tan distintos?

Desde el punto de vista geográfico, es una zona muy amplia, con diferencias sociales, culturales y económicas espectaculares, como yo creo que no hay en ningún lugar del mundo. Sin embargo, contamos con una ventaja, que es (y me fastidia decirlo) el desconocimiento de nuestra propia sociedad. Con esto quiero decir: no necesito ser un erudito para poder introducir algunos elementos de un lugar concreto a un público que en muchas ocasiones no sabe nada de ese lugar. De hecho, yo creo que muchas veces ser un erudito molesta, porque damos por hecho cosas que el lector quizá no conoce. Entonces yo creo que ésta es una ventaja por el lado negativo. Me gustaría que se conociese mucho más y que hiciese falta que en cada lugar hubiese alguien. Porque desde luego en India, por ejemplo, yo creo que merece la pena un corresponsal. No voy a decir uno en Camboya o en Laos, porque no tendría mucho sentido, pero sí que hay lugares que tendrían que estar mejor cubiertos.

– A nivel global, la presencia e influencia de los medios anglosajones ha sido hasta ahora espectacular. ¿Cuál es su influencia en la información que se genera sobre China? ¿Marcan la agenda informativa?

Yo creo que cada uno tiene sus propios diarios de cabecera. A mí me gustan mucho The Guardian y The New York Times. ¿Marcan la agenda? Pues sí. Yo creo que sí que marcan. También leo el China Daily y el Shanghai Daily. A través de mi novia y asistente, Hu Yuan, también tengo acceso a medios chinos. Yo siempre digo que trabajamos en equipo, no puedo decir que trabajo solo, porque eso sería mentir. Ella hace la pre-producción de los reportajes, prepara las entrevistas y hace resúmenes de prensa, porque nos entendemos y porque ella sabe qué interesa en España y qué es lo que me puede interesar a mí. Ella es china y yo soy español, así que entre los dos tendemos un pequeño puente y hacemos que por un lado yo pueda recibir esa información anglosajona y occidental pero que no me falte la visión china. Mientras yo leo el China Daily y me como toda la propaganda, ella está leyendo los servicios de microblogs y otras cosas que cree que pueden ser interesantes y que luego comentamos.

– Se suele criticar a los corresponsales en China por sus carencias a la hora de comunicarse y leer en chino. Presupongo que es de esta forma que nos has contado como tú las suples.

Sí. Yo puedo sobrevivir en chino, pero lo que no puedo hacer, por ejemplo, es una entrevista de corte económico. No he tenido el tiempo para estudiar el idioma como hace falta. Creo que lo hecho en falta en pocas ocasiones. Tengo que reconocer que es gracias a que mi chica y yo nos entendemos muy bien y eso hace que no sea lo mismo que tener un intérprete que puede traducir lo que le dé la gana o cambiar tus preguntas. Por otro lado, me muevo mucho, así que es muy difícil estudiar un idioma cuando estoy como mucho 15 días en un sitio.

– ¿Cómo se lleva que tu asistente sea también tu novia?

Pues se lleva bien y mal. Al final el trabajo nunca acaba. Siempre puede pasar algo. Es difícil poner barreras al trabajo. Pero ella está contenta de ver un país de una forma completamente diferente, como nunca hubiera imaginado. Yo creo que ahí nos ayudamos mutuamente.

– Antes hablabas del China Daily, el Shanghai Daily y otros medios oficiales publicados en inglés. ¿Qué influencia tienen en lo que publican los corresponsales extranjeros?

Yo creo que son la voz del Gobierno. Una de las razones por las que decidí establecerme en Shanghai y no en Pekín fue la imposibilidad de acceder a las fuentes oficiales. Es decir, el primer ministro Wen Jiabao no va a concederte nunca una entrevista. Pero no ya sólo Wen Jiabao. Yo he intentado entrevistar a ministros y vice-ministros y nunca me han hecho caso. Para mí el hecho de estar en Pekín o en Shanghai lo han determinado otras factores personales o económicos, porque en Shanghai hay mucha información empresarial y económica que para mí tiene más importancia. Yo recibo las noticias, o la visión del gobierno, a través de Xinhua o de otros medios de comunicación. Y claro que marcan la agenda, de la misma forma que cuando el gobierno español da las cifras del paro. Es lo mismo. O igual que las ruedas de prensa que pueda dar el Gobierno.

– ¿Cómo ves la situación de los medios chinos, sobre todo de los más independientes?

Creo que se están empezando a hacer cosas interesantes. Me siguen pareciendo generalmente aburridos. El periodismo de investigación que se hace es siempre social o económico, nunca político. Siempre hay esos límites muy claros que de momento nadie se ha atrevido a saltar. Para mí la mayoría de periodistas chinos no son periodistas. Hay algunos que me he encontrado que sí que tienen un ojo avizor, pero el resto… Durante la Expo de Shanghai trabajé mucho con periodistas chinos y cuando veía gente de España veía como trabajaban, cómo hacían una entrevista y cómo cubrían un evento, y era patético. Para las entrevistas, llevaban un guión y lo seguían a rajatabla independientemente de lo que respondiera el entrevistado. En cuanto a la cobertura de eventos, era siempre muy oficial. Creo que tiene que haber todavía muchos más cambios.

– Cómo se controla a los periodistas extranjeros en China?

Es un coñazo. Y China es el peor país para trabajar como periodista en el que he vivido y por el que he viajado. En China lo que siempre tenemos es la negativa, como mucho un “quizás”. Pero siempre son pegas, siempre son trabas, sobre todo cuando hay que hacer algo ligado con el gobierno de la forma más peregrina posbile.

– ¿Y en cuánto a llamadas o amenazas por parte de las autoridades chinas? Este año, debido al miedo a un contagio de las revueltas en el mundo árabe, parece que se ha complicado la situación para los periodistas extranjeros.

Afortunadamente parece que yo estoy un poco fuera del rádar, quizás porque estoy fuera de todos los corresponsales, hago mi vida por mi cuenta, vivo con militares. No sé por qué. Hay un policía que viene a mi casa cada cierto tiempo para ver si estoy, a saludar… ya es un poco amiguete y todo. Sí que ha habido este control, eso está claro. Estuve en la llamada a la revolución del jazmín en Shanghai y ni siquiera me pidieron la documentación, mientras que a Aritz Parra (colaborador de El Mundo) le detuvieron y le pasaron bastantes cosas. Entonces bueno, desde ese punto de vista, sí, hay un control por parte de la policía, alguna vez me llaman… pero nada más allá.

– ¿Qué páginas webs son las que más te gustan sobre China, sea en español, inglés, chino u otro idioma?

Yo creo que sigo las típicas. Sigo sobre todo los medios de comunicación tradicionales y algunas páginas sobre China como China SMACK y Shanghaiist. También leo el South China Morning Post, que creo que es bastante bueno. Y después, también sigo los servicios de microblogs, sobre todo ahora, que están pegando muy fuerte, y otras redes sociales como Kaixin o Renren. Por lo demás, no soy muy friki. Suelo leer ZaiChina y a Chinochano. Me queda muy poco tiempo para nada más.

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Daniel Méndez
Daniel Méndez es el autor del libro "136: el plan de China en América Latina", publicado en 2019 y que explica en profundidad las crecientes relaciones políticas y económicas entre el gigante asiático y el continente americano. En 2010 creó la página web ZaiChina. Es Licenciado en Periodismo y Estudios de Asia Oriental. Colaboró desde Pekín con varios medios de comunicación (entre ellos El Confidencial, Radio Francia Internacional, El Tiempo y EsGlobal) y es el autor del libro "Universitario en China. Así son los futuros líderes del país". [Más artículos de Daniel Méndez]

23 Comentarios

  1. Lero

    Estoy de acuerdo en muchas cosas con el entrevistado, pero creo que decir que 1.350 millones de personas tienen un nivel de vida digno es algo… irreal por decir lo menos.

  2. Alejandro

    Añado además que creo que se equivoca con el titular (razón por la que he leído su entrevista): los 90後 son la esperanza de China en todos los aspectos.
    En muchos aspectos de la entrevista parece que el estar tanto tiempo allí le ha hecho convertirse en menos crítico con la situación del país que, si bien ha mejorado, dista mucho de llegar a ser como en otros países de la zona.

  3. Rafa Ruiz

    Sin intención de menospreciar a ningún corresponsal, creo que pocos son capaces de transmitir los cambios de China como Aldama. Muchas veces publica temas que no tienen nada que ver con la actualidad -hoy saca un reportaje sobre Confucio- y que se agradecen mucho. Las noticias son necesarias pero como dice él mismo, los lectores que estamos interesados en el país agradecemos mucho. Llevo cinco años trabajando en Hong Kong y por negocios me muevo por toda Asia, y coincido con lo que dice: CHINA ESTÁ MUCHO MEJOR QUE TODO LO DEMÁS, MENOS JAPÓN Y COREA. Claro que los que no viven aquí prefieren ver la China mala de la explotación y de la pobreza. Seguro que no se han dado una vuelta por las barriadas de Madrid, Sevilla o Barcelona. Pero vamos, que yo que sigo mucho la prensa española, todavía no he encontrado a quien refleje china mejor. Claro que hablando con tanta honestidad seguro que no hará muchos amigos.

  4. Rafa Ruiz

    Imagino, Alejandro, que te refieres a países como Camboya, Birmania, Laos, Mongolia o la misma India, ¿verdad? Claro, todos ellos tienen un nivel de bienestar mejor que el chino. Vamos, ¡lo que hay que leer! Y Lero, cuando yo viajaba a China en 1985, aquello era como África pero ahora tienen una vida digna. Claro que es digna, aunque no sea como la nuestra que por cierto se va al carajo. Y ya no podemos fabricar barato aquí, hay que irse a Bangladesh o a Vietnam porque cada vez ganan más los chinos.

  5. Alejandro

    También he vivido en China durante un tiempo. En el norte, para concretar un poco más y te puedo decir que no tengo el mismo pensamiento que este corresponsal. De hecho me parece bastante despectivo el tratamiento que da a las nuevas generaciones cuando son lo mejor que le ha podido pasar a China (a pesar de ser los niños del hijo único).
     
    Países de la zona: Singapur, Taiwán, Japón, Corea del Sur, HK y Macao. ¿Te parecen pocos? ¿Tienen peor bienestar que en China? Lo dudo. No digo que no haya avanzado China, que lo ha hecho, pero no lo ha hecho como podría. (El ejemplo de TW es paradigmático)
    He ido a barriadas de ambas partes y el nivel, desgraciadamente, en ambas partes está bastante mal. Supongo que estás insinuando que la prensa occidental se mete con China utilizando las barriadas. Creo que andas un poco lejos de la realidad… pero bueno, si te parece bien este corresponsal arrogante para continuar con tu miopía, yo no puedo hacer nada.

  6. Rafa Ruiz

    Alejandro, te despides de una forma en la que parece que el arrogante no es precisamente el corresponsal, pero no quiero entrar en polémicas estériles. No conozco a mucha gente de la generación de los 90, pero los chavales que veo en China me parecen bastante maleducados. En todo caso no estaba incidiendo yo en ese punto, que para gustos están los colores, sino en la visión global. Salvo Japón, el resto de países que mencionas (Macao y Hong Kong te recuerdo que pertenecen a la RPC), son territorios muy pequeños con una historia muy diferente. Y Japón es comparable en población a poco más que una provincia china. Lo que digo es que la progresión de China es espectacular, y que este periodista lo traslada mejor, en mi opinión, que cualquier otro. Nada más, es mi opinión, sin menospreciar a nadie.

  7. Alejandro

    Bueno, si la excusa para que un país evolucione es que sea más pequeño, entonces lo mejor para China (o cualquier país) es que se fragmente en mucho países para beneficio de su gente.
    Vives en HK ya años, yo he estado varias veces y siempre digo: ¿es esto China? la respuesta es siempre: NO. Comparten la misma bandera, sí; comparten la defensa, sí. Pero, ¿y el resto? Quizá Europa sea más un país que HK, Macao y PRCh.
     
    A mí la impresión ha sido la contraria: los chavales han sido bastante más educados conmigo que los mayores. Educados me refiero a que me han tratado como a un igual (soy también joven) y no como a un extranjero o alguien de fuera.
    Si algo tiene de bueno China son sus jóvenes 🙂

  8. Zigor Aldama

    Haya paz, señores. Todo es opinable y debatible, sin faltar al respeto de nadie. China levanta pasiones encontradas y se tiende, en general, a verla blanca o negra. Y no es así. Mi comentario sobre la generación post-90 quizá sea muy fuerte, pero no pretendo denostar a la juventud china. Como ejemplo, dejo aquí unos reportajes sobre la educación china en la que hablo de lo mejor preparados que están si se comparan con nosotros.
    http://www.elcorreo.com/vizcaya/20081005/mundo/china-ocupa-aulas-occidente-20081005.html
    http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110822/mundo/china-solo-exporta-trabajadores-20110822.html
    Y, por supuesto, la cara más extrema de la generación post-90, que provoca un intenso debate entre los propios chinos.
    http://www.elpais.com/articulo/portada/importa/Tiananmen/elpepisupep3/20101203elptenpor_7/Tes
    Sobre Hong Kong, obviamente que no es la China del continente, pero hay tantas diferencias allí también que es difícil calificar 'una China'. Porque Shanghai tampoco lo es entonces, ni Pekín, ni Chongqing, ni Wulumuqi, ni Lhasa… ¿Cuál es entonces la China china?
    Además, en Hong Kong tampoco es oro todo lo que reluce. Si rascamos un poco, vemos esto:
    http://www.lasprovincias.es/v/20110919/sociedad/vida-jaula-20110919.html
    Un saludo, y gracias por la entrevista, Dani.

  9. Rafa Ruiz

    Enhorabuena por tu trabajo. Es normal que quien no te lee tenga opininiones como las de Alejandro. Espectacular tu reportaje de hoy sobre HK. Leí una vez un reportaje en ABC sobre el tema pero era bastante malo. Sigue así!

  10. Alejandro

     
    Cierto que nos encuentra muchas veces China con opiniones muy dispares! pero ahí está la gracia del debate.
     
    Aldama, lo que decía sobre HK se basa en lo que tú mismo pusiste en tu artículo que bien me has enlazado:
     
     
    "Aunque desde 1997 es parte del territorio de la República Popular que fundó Mao Zedong, la excolonia británica sigue siendo administrada bajo el lema 'un país, dos sistemas', y los ciudadanos chinos necesitan un permiso especial para visitarla. Mientras quien posee un pasaporte de la Unión Europea puede permanecer en Hong Kong durante 90 días sin visado alguno, ellos solo reciben un permiso de siete días. Claro que algunos deciden quedarse más. Mucho más."
    Yo he estado allí y mi anterior pareja necesitó pasaporte y un permiso especial para entrar allí 7 días con dos entradas… yo no tuve que hacer nada.
    Ahí es donde considero que Hong Kong es otro país: tienen más derechos personas locales (y en este caso extranjeras) que las personas de otras partes del país. Por tanto Shanghai sí que es China, aunque muy diferente.
     
    Sobre la generación post90 he conocido hasta los más macarrillas* y te puedo decir que los que citas en el artículo son casos aislados que en China, debido a que es un país muy grande
    Son pequeños emperadores, sí, pero probablemente será parecido a lo que pasó con la generación que ejecutó la Revolución Cultural: en aquella época eran unos tiranos y luego, con el moldeamiento social, se hicieron hombres y mujeres hechos y derechos.
     
    *Una vez me encontré con tres macarrillas que tenían a un amigo en el suelo con un estado casi de coma etílico. Obviamente nadie les hacía ni caso. Estuvieron más de una hora con el amigo en aquella esquina intentando que se le pasara el estado de embriagadez. Obviamente la generación que salvó a China no hizo ni caso. Cuando me acerqué y les di mi bebida a lo que me respondieron con cara de agradecidos.
    Dos chavales (chico y chica) besándose en el autobús y dándose cariño (sin llegar a la masturbación). Entra una persona mayor que necesita sitio y se levantan para la persona mayor.

  11. Alejandro

    Me extraña que digas este comentario. Estar en contar de algo no es no leer esa opinión. Precisamente si ahora estamos debatiendo es porque sí que leo opiniones contrarias a la mía.
    Lo que me parece curioso es que leemos casi las mismas lecturas (no leo Shanghaiist pero sí ChinaSmack, Chinochano y Nanfang zhoumo) pero diferentes puntos de vista.

  12. Alejandro

    Reviso mi comentario: he entendido un poco mal tu comentario. Pero da a entender que el no leer opiniones o artículos que escribe el Señor Aldama da lugar a mi forma de pensar. Cosa bastante fuera de la realidad.
    Es más, creo que muchas de las opiniones tremendamente malas y tremendamente buenas sobre China que se vierten en España es debido a la falta de conocimiento sobre la misma. Estoy totalmente de acuerdo aquí con el Señor Aldama: hay grises.

  13. Rafa Ruiz

    Lo que decía, Alejandro, es que has criticado a un profesional sin conocer su trabajo, no que necesites leer lo que escribe para tener opiniones sobre China, pero sí para tenerlas sobre lo que él dice. ¿O tampoco?

  14. Alejandro

    he criticado la entrevista y en un momento he puesto un adjetivo que no debería de haber puesto si conociera un poco más el trabajo de Aldama.
    De cualquier forma he estado en todo momento criticando la entrevista. Tampoco conoces lo que yo pueda pensar o lo que haya hecho yo. Pero sí que me has criticado 😉

  15. Zigor Aldama

    Es evidente que vemos la realidad de forma diferente, Alejandro. Sin duda que Hong Kong es una ciudad muy diferente al resto (excluyendo Macao), pero eso no quita para que pertenezca al mismo país. También Shanghai es China y está a años luz de cualquier pueblo de Shanxi o Guizhou. Las grandes diferencias marcan la idiosincrasia china, y por eso es tan difícil hablar de un único país, porque siempre habrá alguna parte que no se ajuste a esa imagen.
    En cuanto a la generación post-90, hay de todo. El tiempo dirá.

  16. Rafa Ruiz

    El tiempo dirá… y seguro que tú estarás ahí para contárnoslo. Gracias.

  17. Lucía E.

    Muy interesante la entrevista. Y muy interesantes también los reportajes de Zigor. Antes le seguía la pista en Las Provincias de Valencia y ahora gracias a las redes sociales puedo seguir desde USA todo lo que escribe. Merece la pena seguirle en Twitter y Facebook. Enhorabuena Zaichina por la labor que hacéis para dar a conocer China.

  18. ZaiChina

    Gracias por lo que nos toca, Lucía 🙂 y por seguir ZaiChina desde Estados Unidos.

  19. Carlos de la Rua

    Gracias por la entrevista Dani y Zigor, pasada de buena, mas las reacciones.
    Saludos.

  20. ZaiChina

    Gracias a ti, Carlos, por leernos y por tu apoyo constante.

  21. chinochano

    Lo primero, ,magnífica entrevista, y gracias por contar en la lista de las principales lecturas interneteras del entrevistado… no soy digno (de que entres en mi casa).
    Lo segundo, una defensa del periodismo de agencia, que es el que practico… También en Efe hacemos crónicas, reportajes, análisis, no todo es información pura y dura a golpe de teletipo (aunque ésta sea una importante parte). Con nuestras crónicas, un diario podría ser también entretenido, y de hecho diarios web como El Mundo son generosos a la hora de publicarlas. 
    En cuanto al teletipo, es la información pura y dura, la materia prima, y es necesaria. Y que sea breve, a ser posible, porque la gente está a mil cosas y no te puedes enrollar para todo… Viva el periodismo de agencia, duro, anónimo e incomprendido.

  22. ZaiChina

    Efectivamente, las agencias son más que necesarias, fundamentales, imprescindibles… Y sí, como dices es anónimo y además poco reconocido (citar a las agencias, para qué, hombre!!??… eso sólo cuando se equivocan, para dejar claro que no fue culpa del medio).

  23. Zigor Aldama

    Chinochano: por supuesto que las agencias son imprescindibles, y claro que hacen un trabajo variado que va mucho más allá de las notas. Espero que no te haya ofendido mi comentario en la entrevista. Lo que quiero decir es que el corresponsal puede aportar algunas cosas a noticias que obviamente son de agencia, darles un toque de estilo -reconocerás que la mayoría están escritas con un lenguaje intencionadamente estéril- y añadir alguna voz propia si el email, el teléfono o los microblogs lo permiten.

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  1. Alberto Lebrón: "Ahora al que le toca comprar y consumir es al chino, al asiático" | ZaiChina - [...] y te veía muy optimista. Hace poco, Zigor Aldama, corresponsal del Grupo Vocento, decía que el periodismo español está…

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