Eugenio Bregolat: “China seguirá resolviendo sus problemas”

por | May 31, 2011 | Lo último, Política china

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Eugenio Bregolat ha vuelto. El que fuera embajador español en Pekín entre 1987-1991 y entre 1999-2003 lleva desde principios de este año al frente de la diplomacia española en China. Con la perspectiva que le otorga el haber conocido de cerca este país desde hace 25 años, Eugenio Bregolat se muestra muy optimista con el futuro del país, no tiene dudas de que China seguirá ganando influencia en la escena internacional y afirma que nunca antes las empresas españolas habían mirado tanto a China.

En persona, el embajador español es tan agradable y cercano como muchos me habían comentado. Me recibe en una de las salas de la embajada, con la bandera de España y la foto del Rey de fondo. Parece que está de buen humor: el FC Barcelona acaba de ganar la Champions.

– Esta está siendo su tercera experiencia como embajador en Pekín. ¿Por qué ha decidido volver?

Porque este es el país más interesante del mundo. Yo he tenido la suerte de poder estar aquí la primera vez hace 25 años, la segunda hace 10-12 años. Pero la realidad es que no vuelves al mismo país, cada vez que vuelves este es un país diferente. Yo creo que para un profesional no hay sitio más interesante que este y me considero afortunadísimo de poder volver aquí.

– Usted es uno de los grandes veteranos en China. Supongo que a nivel personal este país le ha marcado mucho, habrá tenido una gran influencia en usted.

Sí. En este mundo de Dios, uno se va dejando jirones de su vida en cada sitio y cada país en el que vive se va convirtiendo en parte de uno mismo. Yo soy un poco ruso, me he pasado allí 10 años; mi mujer es rusa, mis dos hijos son medio rusos. He pasado más de 10 años en China, por lo tanto, también soy medio chino. Es indudable que este país, su cultura, todo lo que yo he podido ir viendo, leyendo, viajando, la interrelación con la gente… todo esto se te va incorporando. En parte tú lo ves y en parte ni lo ves. Todo esto te va conformando día a día y te va cambiando.

– Usted llegó aquí desde Rusia, donde trabajó como consejero comercial entre 1974 y 1978. Este es un viaje que también otros políticos, diplomáticos y periodistas han hecho en las últimas décadas.

Efectivamente. Ahora me viene a la cabeza el caso del que era corresponsal de La Vanguardia, Rafael Poch, que estuvo en Rusia 14 años y luego vino aquí. Sí, es un viaje que hemos hecho algunos y eso tenía una cierta coherencia porque era el mundo del socialismo. Luego el socialismo hoy, al menos en comparación con el socialismo que había, ha desaparecido y hoy tienes aquí lo que tienes.

– En su libro, La segunda revolución china, comenta que habla en ruso con algunos de los políticos chinos.

Sí, efectivamente. Como yo hablo de chino minimo minimorum, pues con los políticos de aquí que saben ruso y no saben español, hablo en ruso.

– Hablando de la labor de la embajada española en Pekín, en noviembre de 2007 hubo una serie de críticas, sobre todo por parte de Pedro Nueno, a la labor del anterior embajador y a su falta de apoyo a la empresas españolas. ¿Cómo se ven esas críticas?

Yo creo que todos los embajadores ponen el máximo esfuerzo en hacer las cosas bien y que todos intentan sin duda ninguna servir al país. Yo creo que este era el caso de mi antecesor. Estoy seguro de que se empleó a fondo y de que puso todo su esfuerzo en trabajar por España.

– Una de las críticas era sobre los horarios de la embajada. Se decía que la embajada cerraba precisamente cuando se abría en Madrid. No sé si se ha cambiado algo en este sentido.

No lo sé, el horario yo creo que era parecido al que hay ahora. Nosotros abrimos a las 8:30 y estamos aquí hasta las cuatro o las cinco de la tarde. Hacemos los horarios que están mandados por el ministerio. Y algunos como yo hace el triple de horas de las que está previsto.

– En su libro muestra un gran respeto por los políticos chinos, especialmente por Deng Xiaoping. Supongo que viene a corroborar esa imagen de políticos muy eficaces y con una gran visión de futuro.

Sin duda, sin duda. En el libro creo que cito a una importante personalidad china a la que le oí decir: “Greenspan me ha dicho que China tiene la mejor clase política del mundo”. Aquí hay una tradición que se remonta al mandarinado imperial, a miles de años del funcionariado, a una tradición burocrática y de meritocracia. No hay duda que hoy el Partido Comunista es la reencarnación del mandarinato. En China hay una tradición de servicio público muy muy importante, que ya había deslumbrado, por ejemplo, a los ilustrados franceses. Voltaire hablaba de China como de un país gobernado por filósofos. Hay que tener en cuenta que esta gente hace 2.000 años que inventó las oposiciones, que nosotros hemos inventado hace 100 años.

– Decía Xulio Ríos, el director del Observatorio de Política China, que no se imaginaba a Zapatero o a Rajoy gobernando un país tan complejo y con tantos problemas como China.

Son cosas muy distintas. En un país democrático, por definición, un político tiene que dedicar mucho tiempo a la lucha política, al trabajo de partido. Aquí todo esto no existe. Aquí la gente sólo se dedica a prepararse para ser gobernantes. A la gente del Partido la cogen desde muy joven y les van poniendo, según lo que esperan que hagan más adelante, en el perfil necesario: ahora les vamos a someter a una preparación económica tremenda, ahora les vamos a exponer a temas de política exterior para que se vayan fogueando y cuando lleguen ya sepan de qué va…

Yo me he pasado 10 años visitando pueblos, provincias, ciudades… y en general el funcionariado, su grado de preparación y su competencia, impresionan. Aquí están los resultados de los últimos 30 años. Es evidente que esto lo han hecho los chinos porque trabajan mucho y ahorran mucho, pero está claro que la dirección también ha sido la adecuada. Después de grandes desacuerdos en la época maoísta, desde que llegó Deng Xiaoping este país ha tenido una dirección que creo que es objetivamente digna de admiración.

– Ahora mismo, sobre todo en los últimos meses o años, parece que hay una mayor situación de crisis en China. Problemas como la inflación, el precio de la vivienda, la corrupción o las diferencias entre ricos y pobres cada vez preocupan más a los ciudadanos. Usted que tiene más experiencia y que ha vivido situaciones más dramáticas que las de ahora no sé si comparte esta opinión o si ha sentido algún cambio a peor en cuanto a la situación económica y el descontento de la población en general.

Está claro que China tiene problemas, eso es indudable, como todos los países. Entre ellos están los que has citado: las diferencias sociales, la ecología, la inflación. Pero yo creo que ellos durante 30 años siempre han tenido problemas y siempre los han ido resolviendo, han ido acreditando una gran capacidad para resolver problemas. Y aunque el pasado no es guía segura del futuro, sí que creo que uno puede tener una razonable confianza en que como han hecho antes seguirán haciéndolo ahora, es decir, que seguirán resolviendo sus problemas.

¿Hay descontento en la población? Sí que hay descontento. Pero es un descontento sobre un telón de fondo, mirando lo que ha pasado en los últimos 30 años, de gran satisfacción. No hay más que ver los informes que publica a menudo el Pew Research Center. Ellos dicen que en China están casi en el 90% del grado de aceptación de sus dirigentes, mientras que en Europa estamos ahora en una media del treinta y pico. Y esto lo dicen los americanos, no lo dicen los chinos. A mí me parece totalmente real. Aquí la inmensa mayoría de la gente está contenta, aunque esto no quiere decir que no tengan algún punto de insatisfacción puntual.

– Cuando estuvo aquí el presidente José Luis Rodríguez Zapatero afirmó que esta era “la embajada”. ¿Hasta qué punto es importante para España su relación con China?

Para España y para cualquier país. Hoy el mundo entero se está volviendo hacia aquí. El último plan quinquenal acaba de decir que van a desarrollar el consumo interno. Aunque no hubiesen dicho esto, el consumo se iba a desarrollar igual. Pero además ahora el Estado quiere que esas diferencias de clases sociales tan fuertes que tienen se reduzcan para evitar riesgos políticos. Es indudable que en las próximas décadas el desarrollo del consumo en China será un capítulo central de la economía mundial. Todo el mundo cada vez más está mirando hacia China para vender materias primas, máquinas, manufacturas, artículos de lujo, paquetes turísticos, todo.

Desde el punto de vista del movimiento de capitales, ya no es lo de hace unos años que veníamos a invertir a China, que también. Ahora es que los chinos, con estas montañas de divisas que tienen, se han lanzado a invertir en el extranjero y a todo el mundo le interesa captar dinero chino, tanto para colocar la deuda del estado, como para las empresas, el sector inmobiliario o lo que se quiera. Todo el que tiene algo que vender, como sabe que hoy en día el dinero está aquí, viene a ver si les puede colocar algo a los chinos.

En todo el terreno económico china tiene una importancia fundamental, pero también es todo lo demás, por ejemplo, el campo cultural. China, que mira tanto hacia Iberoamérica, indudablemente necesita una cantidad de gente que sepa castellano para poder ponerlos al servicio de esta relación con Iberoamérica. El Instituto Cervantes duplica el número de estudiantes cada año. En los últimos cinco años, se ha multiplicado por cuatro el número de chinos que estudian español. Y, al revés, también hay un interés cada día mayor en España por estudiar chino. La Comunidad de Valencia ya ha puesto la lengua china en la enseñanza oficial y espero que este ejemplo sea seguido por otras autonomías.

Y desde el punto de vista político no digamos. Es indudable que China, al hilo de este desarrollo económico tan trepidante, cada día pesa más y cada día cuenta más. Cada día resulta más claro que sin ellos y sin los americanos, y sin los americanos y ellos, es imposible resolver cualquier problema. Por todo tipo de razones esto cada día va siendo más grande y más importante.

– Uno de los temas que generan más titulares en Occidente es el de los derechos humanos. En este apartado España se podría decir que tiene un perfil relativamente bajo, sobre todo comparado con otros grandes países europeos. ¿Responde a una cuestión pragmática? ¿Es esa una forma para España de conseguir más beneficios económicos?

Yo no diría que estemos en un papel muy distinto [al del resto de países de la UE]. Hace 15 años lo que se discutía era si se intentaba condenar a China en la ONU. Siempre que se intentó, se perdió, porque China tiene los votos. A partir de ahí, lo que hacemos es el diálogo crítico en la línea de la Unión Europa. Es decir, intentar no atacar en público a China, porque si lo haces ese es un camino que no lleva a ningún sitio. Lo que hay que hacer es hablar con ellos en privado, explicarles lo que no te gusta e intentar ayudarles para que vayan mejorando.

Obama dijo que China había hecho enormes progresos en derechos humanos en los últimos 30, empezando por sacar a tanta gente de la miseria, y porque ahora los chinos son más libres de lo que lo han sido nunca. Más libres, más educados, más informados, más ricos. Claro que si miramos los niveles de derechos humanos en la Unión Europea o en Estados Unidos, China todavía va por detrás. Pero ellos están mejorando, van en la buena dirección. Esto no quiere decir que en los últimos meses o últimos dos años no haya habido algo de retroceso, pero históricamente siempre ha habido estas subidas y bajadas.

En cuanto a los derechos humanos, España hace aproximadamente lo mismo que hacen todos los demás. A nivel europeo estamos ahí, apoyando todo lo que dice y hace la Unión Europea, y a nivel particular también les hablamos de derechos humanos.

– La diferencia supongo que es que, al menos de cara a la opinión pública, países como Alemania, Reino Unido o Francia suelen ser bastante más críticos con este tema de lo que lo es España.

Hacen lo mismo que nosotros. Dicen “bla, bla, bla” y ya está. Nadie pretende ir más allá.

– Tal vez esto se debe a que las opiniones públicas de estos países europeos reclaman ese discurso a sus políticos.

Es posible, pero todos hacemos lo mismo, que es manifestar nuestro descontento. Intentamos animar a los chinos a que sigan progresando en el terreno de los derechos humanos. Nadie pretende ir más allá ni imponer sanciones de ningún tipo ni condenas en Naciones Unidas, que además son imposibles…

– Uno de los temas en los que España se ha puesto del lado de China dentro de la Unión Europea es en el de acabar con el embargo de armas que se impuso a China tras Tiananmen.

Esto ya se ha hablado. La Unión Europea funciona por consenso, somos 27. España ya ha dicho bien claro que era partidaria de levantar el embargo de armas a China, pero no depende sólo de nosotros. Hay países que no lo quieren y por lo tanto hoy por hoy no se ha llegado a este consenso.

– En su libro explica la forma en la que España ha llegado tarde a China. Habla de “asignatura pendiente” o “error estratégico”. Es un poco esa idea de que España está ahora mismo intentando recuperar el tiempo perdido. No sé si ahora, con la crisis económica, tal vez estamos yendo hacia atrás. Se está recortando en todo y China no está siendo una excepción.

Sí, con recuperar el tiempo perdido me refiero sobre todo a la parte económica. Ahí las empresas españolas se están empleando todo lo que pueden. Se está intentando tanto hacer negocios en China (vender, implantarse aquí, trabajar aquí para el mercado mundial) como invertir y que los chinos vengan a invertir a España. Esto está siguiendo a buen ritmo. Cuando me marché de aquí la primera vez, en el año 1991, no había en China más allá de una media docena de empresas españolas. Ahora hay 600 y entre ellas algunas de las multinacionales.

– La crisis económica, sin embargo, ha provocado algunos recortes que tal vez podrían cortar esa evolución. Se me ocurre, por ejemplo, la reducción de las becas de la Fundación ICO para estudiar en China, que antes enviaban todos los años a una treintena de profesionales a cuatro universidades chinas y ahora van a enviar a nueve profesionales a tan sólo una universidad.

Las empresas españolas están más obligadas que nunca a venir a China y todo el mundo sabe que o exportamos o morimos. Todo el mundo sabe que hay que mirar más que nunca hacia afuera.

Sí, es cierto que la parte de becas y demás ha sufrido, se han visto recortados los presupuestos. Pero a nivel empresarial yo pienso que se mira hacia China más que nunca: tanto para venir aquí como para captar capital chino.

– Varios lectores han dejado preguntas para usted en la web. Una de ellas, de Julio Peña, le pregunta por los sectores españoles que pueden ser potenciados en el mercado chino.

En general son aquellos sectores en los que España es fuerte. Desde el sector agroalimentario hasta el turismo, pasando por las industrias basadas en la ecología, como por ejemplo la energía eólica. Telefónica está aquí haciendo muchas cosas. Digamos que en general tenemos posibilidades en todos aquellos campos en los que España es competitiva y en los que España está entre los países punteros a nivel mundial.

Yo creo que el turismo es un campo importante, porque aquí sí que somos una gran potencia. Los chinos están empezando a salir y en los años y décadas que vienen el número de chinos que van a visitar el extranjero seguirá aumentando. Cuando van a Europa, empiezan por París, Londres o Berlín, pero cuando luego cruzan los Pirineos tienen una sorpresa agradable. Creo que a los chinos les gusta España, les cae bien. España está bastante de moda y yo creo que lo del Barça del otro día habrá rematado la faena.

El turismo es un terreno en el que hay que trabajar mucho. Se están haciendo cosas, en parte precisamente con el deporte, como dijo el Presidente del Gobierno. El Real Madrid va a venir en agosto y también tenemos entre manos operaciones para acercar a los cocineros españoles a China, para que nuestros grandes cocineros vengan aquí. Hay operaciones importantes para intentar convencer a los chinos de que España es un destino turístico muy atractivo.

– Se habla mucho de la triangulación entre China-España-América Latina. La teoría está clara, pero en la práctica no sé si está funcionando tan bien.

En el tema de la triangulación hay que ser muy modestos. Si los países iberoamericanos quieren hacer negocios con China, está claro que normalmente no necesitan a España para nada. Hay que tener cuidado porque esto puede ser malinterpretado. Si un argentino quiere vender carne a China, pues va y se la vende.

Dicho esto, mirando caso por caso, la triangulación sí puede funcionar en algunos supuestos. Por ejemplo, la gran presencia de la banca española en Iberoamérica permite a nuestros bancos financiar el comercio iberoamericano con China. Sus propios clientes en Iberoamérica les piden que les abran puertas, que les ayuden, que les financien. O, por ejemplo, si la agencia de cooperación japonesa quiere ir a hacer cooperación en Iberoamerica, resulta que llaman a la puerta del AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) para que nosotros, que tenemos amplia experiencia de cooperación en un territorio que para nosotros no es extranjero desde el punto de vista cultural, humano, etc, les ayudemos. Cuando el Instituto Cervantes enseña castellano a los chinos, les está preparando para que vayan a Iberoamerica. O sea que sí, hay todo un amplio espectro de cosas en las que podemos trabajar.

Las empresas chinas piensan siempre en la capacidad de las españolas de abrirles puertas en Iberoamérica y yo diría que cualquier empresa española que tenga negocios con China tiene que tener dentro de esta relación con la empresa china un capítulo que se llame Iberoamérica.

– En este sentido, y a medida que China cada vez invierte más en Latinoamérica y tiene más influencia en esta región, tal vez esto podría resultar en un desplazamiento de las empresas españolas.

Teóricamente es posible. Pero, claro, las empresas españolas en esta parte del mundo siempre tienen unas ventajas, las que dan el conocimiento, el idioma, la relación de familia. ¿Qué español no tiene un pariente en Buenos Aires, en Montevídeo o en La Habana? Digamos que esto facilita mucho las cosas en estas zonas del mundo. Si las empresas españolas están tan implantadas es porque tenemos este tipo de ventajas. Si esto nos ha servido con empresas de otros países, también nos servirá con los chinos, que además aquí son todavía más exóticos que un italiano o un francés. Ahora, China tiene mucho empuje, tiene unos niveles de precios que son los que son y en los terrenos en los que uno compite con ellos, tiene que andar muy vivo porque son capaces de echarte de cualquier sitio.

– Una de las quejas de muchos chinos es que conseguir un visado para España es muy difícil.

Yo creo que eso no se puede generalizar. Creo que no es tan así, pero en todo caso para mí es un tema prioritario en el que estamos trabajando y en el que espero que podamos mejorar las cosas.

– En su libro habla precisamente de la importancia de captar estudiantes universitarios chinos, de captar talento, que es precisamente lo que están haciendo muchos otros países occidentales.

Estudiantes, sí. Hay del orden de 3.000-5.000 estudiantes chinos en España. Pero no sólo estudiantes, también empresarios, turistas, etc. Lo que es importante es que cualquier persona que quiera ir a España, pueda ir. Siempre, naturalmente, separando el grano de la paja. Es indudable que el negocio de la emigración ilegal desgraciadamente existe. Es una realidad de sobra conocida. Y el cónsul tiene que andar con cuidado para que no se le cuele quien no tiene que colarse.

– ¿Hay algún plan en concreto para modificar esta cuestión, por ejemplo, los requisitos necesarios para que un chino obtenga un visado?

Hay muchas cosas en marcha para mejorar los medios y las formas de trabajar de los consulados. Yo creo que en los próximos meses esto se va a notar.

– En su visita a Pekín, el presidente Zapatero dijo que el gran valor de España en China era “el español, el español y el español”. España está sin embargo teniendo problemas para abrir más Institutos Cervantes, como por ejemplo en Shanghai, donde todavía no se pueden ofertar cursos de español.

De momento todos los países extranjeros en China, no sólo nosotros, estamos limitados. En Shanghai tenemos una instalación embrionaria que esperamos se pueda convertir en un Cervantes como el de Pekín a no tardar demasiado. En Pekín tenemos una instalación fantástica, uno de los mejores Cervantes del mundo. La demanda de lengua castellana es tremenda y además esto va en el propio interés de los chinos.

Ahora, ellos tienen unas normas de tipo general y están trabajando en una normativa para los centros extranjeros. Lo que tampoco van a hacer es dar a un país lo que no le dan a los demás. Están elaborando una normativa general.

– Varios lectores de ZaiChina, sobre todo del mundo de la adopción en China, querían manifestarle su preocupación y angustia por familias que llevan 57 meses esperando para adoptar y también por la falta de información de las familias.

Eso no depende tanto de nosotros, eso depende de la parte china y las ECAI (Entidad Colaboradora de Adopción Internacional). España es el segundo país del mundo después de EE.UU. que más ha adoptado en China. Hoy, en cualquier sitio de España puedes ver a niños chinos (y sobre todo niñas) que han sido adoptados. La embajada desde luego intentará ayudar en todo lo que pueda.

Pero en China ahora no es tan fácil como hace años. ¿Por qué? Porque la natalidad ha bajado, China se ha enriquecido y China ya adopta. Eso es lo que explica que las cosas se hayan complicado. Por eso ahora los chinos exigen más para adoptar al menor número de niños que pueden ser adoptados en el extranjero.

– Una de las grandes noticias internacionales de los últimos meses ha sido el caso Wikileaks.  ¿Ha cambiado de alguna forma la manera de hacer diplomacia? [pregunta propuesta por Jorge en los comentarios de ZaiChina]

A nosotros yo creo que no nos ha cambiado en nada. Hay que ser muy estrictos en cuanto a las medidas de seguridad, y creo que lo somos. Y, bueno, me imagino que nuestros telegramas son mucho menos golosos que los telegramas de los estadounidenses.

Lo que han revelado estos cables de Wikileaks es que los diplomáticos hacen muy bien su trabajo. Han demostrado que no sólo somos estos señores que van a cocktails y tal y cual, sino que son tíos que trabajan. Es cierto que hay embajadas más grandes y que tienen más medios, pero ese es el tipo de trabajo que hacemos: intentar entender lo que tienes delante para ponerlo al servicio de los intereses de tu país.

– La verdad es que al menos los cables que han salido sobre China eran súper buenos.

Sí, sí… si es que lo que hacemos es súper bueno.

– Creo que todavía hay mucha gente que ve las embajadas como unos lugares un poco secretos y misteriosos, no sabemos realmente lo que pasa en ellas…

No, no… nosotros somos servidores públicos. Estamos aquí para trabajar al servicio de España y al servicio de los españoles. Y desde luego mi puerta siempre está abierta para todo el mundo.

– Otra de las preguntas que un lector (Diego) ha dejado en la web, tal vez dentro de la idea de la transparencia de las instituciones, es sobre su sueldo. ¿Cuánto dinero gana el embajador de España en Pekín?

Está en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Si quieres que te diga, yo he llegado hace dos meses y no sé exactamente lo que me pagan. Creo que me pagan del orden de 15.000 euros al mes, algo así.


Nota: como es lógico, la entrevista tenía un límite de tiempo, así que no hemos podido hacer todas las preguntas de los lectores. Espero que lo comprendáis, intentaremos hacérselas llegar en otra ocasión.

Más:

► ZaiChina: Échale un vistazo a otras entrevistas relacionadas con China que hemos hecho en el último año.

Daniel Méndez
Daniel Méndez es el autor del libro "136: el plan de China en América Latina", publicado en 2019 y que explica en profundidad las crecientes relaciones políticas y económicas entre el gigante asiático y el continente americano. En 2010 creó la página web ZaiChina. Es Licenciado en Periodismo y Estudios de Asia Oriental. Colaboró desde Pekín con varios medios de comunicación (entre ellos El Confidencial, Radio Francia Internacional, El Tiempo y EsGlobal) y es el autor del libro "Universitario en China. Así son los futuros líderes del país". [Más artículos de Daniel Méndez]

4 Comentarios

  1. Luis

    Interesante entrevista, nuevamente y muy buenas preguntas. 
     
    Necesitamos trabaja mucho, en general, empresas e instituciones públicas, en China. 
     
    Un saludo, 
     
    Luis

  2. ZaiChina

    Gracias, Luis. La verdad es que me ha llevado bastante tiempo hacer la entrevista y luego montarla en la web. Me alegro de que te haya gustado.

    Un saludo,

    Dani.

  3. teresa

    Enhorabuena por la entrevista! Muy interesante.
     
    Teresa

  4. toni3d

    Muy interesante. Gracias!

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