A pesar de que fue el sucesor de Mao Zedong tras su muerte en 1976, Hua Guofeng nunca ha sido un político demasiado popular en China. Considerado por muchos tan sólo como el “amigo de Mao”, Deng Xiaoping se encargó de apartarle del poder en 1978 y preparar el camino para una China más abierta al mercado y al mundo. En las últimas semanas, sin embargo, Hua Guofeng se ha puesto sorprendentemente de actualidad: la construcción en su pueblo natal de una tumba monumental ha generado polémica entre los internautas, que lo consideran demasiado caro y ostentoso.

Según la información que ha circulado por Internet, y que las autoridades locales han negado, el espacio dedicado a la tumba de Hua Guofeng será de 10 hectáreas (equivalente a 14 campos de fútbol) y costará a las arcas públicas 100 millones de yuanes (más de 15 millones de dólares). En un momento en el que comprar una vivienda se ha convertido en una misión imposible y la inflación no deja de subir, varios internautas piensan que no merece la pena dedicarle tantos esfuerzos a los muertos. Así lo expresaba en un comentarios un internauta: “los vivos no tienen donde vivir y los muertos todavía tienen unos sitios tan grades. ¿No es esto un insulto a los vivos?”. Las protestas en Internet han provocado que aumente la seguridad en torno al monumento (que ya está casi acabado) y que se impida la entrada a los curiosos.

El proyecto se ha llevado a cabo en el condado de Jiaocheng (交城), en la provincia de Shanxi, el lugar de nacimiento de Hua Guofeng, y se está preparando una ceremonia para el 20 de agosto, cuando la muerte de este político cumplirá tres años. A pesar de que Hua abandonó Jiaocheng en 1949 y sólo volvió en tres ocasiones, el político goza de mucho prestigio entre los locales, sobre todo porque dio a conocer en todo el país esta pequeña región del norte de China. En numerosas calles, locales y centros comerciales de este condado se pueden ver letreros con su caligrafía, considerada muy elegante y que de hecho adorna el Mausoleo de Mao Zedong en Tiananmen, monumento que él mismo encargó y supervisó.

En un artículo publicado la semana pasada por el prestigioso Nanfang Zhoumo, se explica también que parte de la polémica viene porque Hua Guofeng dejó escrito que quería ser enterrado en un lugar sencillo, en un terreno que no pudiera ser cultivado y sin causar ningún problema a los ciudadanos. Entre las preocupaciones de los locales está la requisición de tierras que se ha llevado a cabo para construir el parque que estará alrededor de la tumba de Hua Guofeng, que ha dejado a los campesinos con unas compensaciones insuficientes.

En este reportaje elaborado por el Nanfang Zhoumo, cuando se le pregunta al portavoz del condado por la polémica, éste responde de forma clara: “Por un lado, hemos soportado una gran polémica y mucha presión; por otro, Jiaocheng ha alcanzado una popularidad como no se había visto nunca antes”. La tumba de Hua Guofeng es sin duda un intento por mejorar algo la economía de la región y también una oportunidad para construir un parque y adecentar las instalaciones del condado. Además, Jiaocheng aspira a atraer viajeros de todo el país, convirtiéndose en una nueva parada del turismo comunista en busca de las huellas de los héroes del Partido (como ya pasa en Yan´an o en Shaoshan, la ciudad de Mao Zedong).

“Vuelta a casa”

La vuelta al lugar de nacimiento de Hua Guofeng es la última dentro de un movimiento mucho mayor de líderes políticos chinos fallecidos que en los últimos años han abandonado Pekín por sus lugares de origen. En el año 2009, por ejemplo, los restos del líder comunista He Long fueron trasladados desde Pekín hasta su pueblo natal en la provincia de Hunan, al igual que había hecho en 1999 Peng Dehuai. Según el semanal, muchos de los que murieron después de la Revolución Cultural también han preferido no ser enterrados en Pekín: entre ellos están Yang Shangkun, fallecido en 1998, o Xi Zhongxun, muerto en 2002.

Según los cálculos del Nanfang Zhoumo, al menos la mitad de los miembros del Comité Central del Partido y de general del ejército a lo largo de su historia ya no están enterrados en Babaoshan.

En principio, los líderes del Partido tienen el “último privilegio” de ser enterrados en el Cementerio Revolucionario de Babaoshan, siempre y cuando ellos lo quieran así y el Comité Central del Partido lo acepte.

Aún así, salir del famoso cementerio revolucionario tampoco es una tarea sencilla. Para hacerlo, se necesita también la autorización del Comité Central del Partido. Como dice el semanal, “ni ”entrar” ni “salir” de Babaoshan es un asunto sencillo”.

Más

► Imágenes de la tumba de Hua Guofeng

Fuentes

► Nanfang Zhoumo: “太寒酸了对不起老人家” 山西交城修建华国锋陵墓

► Nanfang Zhoumo: 出八宝山，领导人安葬何处