Hace unos días se ha revelado en China un dato alarmante: de las 210.000 toneladas de antibióticos que se producen en el país asiático cada año, 97.000 acaban siendo añadidas al pienso del ganado y otros animales destinados al consumo humano.
Según el Diario del Pueblo, esta práctica se ha extendido en China desde los años 90. Actualmente, aunque ilegal, sigue llevándose a cabo en muchos puntos del país. Un estudio de la Academia China de Ciencias Sociales ha descubierto que más del 50% de los criadores de las provincias de Shandong y Liaoning, en el noreste del país, añaden sistemáticamente cantidades incontroladas de antibióticos al pienso. Varios expertos consideran que estas prácticas son perjudiciales no sólo para los animales, que ven reducida la capacidad de sus sistemas inmunológicos, sino también para los humanos que posteriormente consumen sus derivados de carne, huevos y leche que han quedado contaminados con residuos de los fármacos.
Este es el último de numerosos escándalos alimentarios que han salpicado al gigante asiático en los últimos años. En 2008, el caso de la leche en polvo contaminada con melamina causó la muerte de seis niños y provocó problemas de riñón a más de 300.000. En marzo de 2010, la utilización en los restaurantes de aceite reciclado volvió a hacer saltar las alarmas. La presencia indiscriminada de antibióticos en el pienso de los animales vuelve a poner en entredicho la calidad de los alimentos que se consumen en China.
Las mayores consecuencias de esta práctica en el ser humano son la aparición de superbacterias como la NDM-1, resistente a casi todos los antibióticos conocidos y resgistrada por primera vez en la china continental el mes pasado, así como el desarrollo en las personas de una inmunidad o resistencia hacia el tratamiento con antibióticos.
En la provincia de Guangdong, en el sur del país, un bebé prematuro nacido a las 25 semanas de gestación de tan sólo 650 gramos de peso, ya presentaba resistencia a siete tipos de antibióticos. Esta inmunidad a los medicamentos se cree que es debida a que la madre, durante el embarazo, consumió demasiados productos animales contaminados.
En un artículo publicado en el Xinming Evening News (新民晚报), el titular utilizado para demostrar la preocupación del abuso de antibióticos en China era claro: “¿Quién puede resistirse a la locura de los antibióticos?”. Según este medio, el consumo de estos medicamentos está fuera de todo control y ha dejado de depender de los ciudadanos, ya que muchos de ellos se ingieren a través de los alimentos.
En este caso, los antibióticos que se dan a los animales no tienen la función de tratar enfermedades, sino de prevenirlas. Además, según explican activistas por los derechos de los animales, los fármacos también ayudan a que las crías aumenten de peso a un ritmo mas acelerado.
Fuentes
► Diario del Pueblo: Información [inglés] / Viñeta
► Dushi Kaibao (Hangzhou): Primera imagen
► Xinming Evening News: “¿Quién puede resistirse a la locura de los antibióticos?
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