In the recent National People’s Congress ( lianghui ), one of the most important political events of the year, there was talk about the main problems of the country: the price of housing, corruption, inequalities, the problems of citizens without hukou … In recent weeks, in which a review of the country’s situation has been made, politicians have praised the government’s response to the economic crisis, but they have not been able to avoid acknowledging the enormous difficulties it is still going through. the country. Some problems that no one has been able to show as well as the television series Woju (蜗居 -which could be translated as “La ratonera” or “El zulo” -), a portrait faithful to the reality that the country lives.
Como escribía Julen en Chinayouren, Woju “ha sido el éxito más explosivo que recordamos en las series de televisión chinas”. Durante al año 2009, sus treinta y cinco capítulos han traído consigo acalorados debates en prensa, webs y fórums de Internet. Su éxito se debe a la capacidad de mostrar la China de hoy, con toda su dureza y crueldad, colocando a los personajes en situaciones y dilemas morales a los que la mayoría de chinos se enfrentan todos los días. En una televisión que está marcada por las modas extranjeras (sobre todo estadounidenses) y historias de la China imperial, Woju es un producto diferente con el que cualquier chino se siente identificado.
La serie, que está basada en la novela del mismo nombre del escritor Liuliu (六六), cuenta la historia de dos hermanas que, tras finalizar sus estudios en la Universidad, buscan triunfar en la gran ciudad. La mayor se llama Haiping (interpretada por Haiqing), una luchadora que pelea día a día por comprarse una casa y formar una familia con su marido. La pequeña es Haizao (la actriz Li Nian), más jovial y atrevida que su hermana, andando sus primeros pasos en la ciudad. La serie de televisión muestra la vida de la gente corriente en China (los laobaixing) y sus dificultades a la hora de sobrevivir en la competitiva China: sin casa propia, haciendo horas extras, con la familia dividida y sin dinero para hacer prácticamente nada. Sus escenas sexuales y su descripción de la corrupción y las desigualdades le aseguraron la censura, que cortó algunas de sus escenas eróticas.
La casa
El precio de la vivienda se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los chinos. En los últimos días, los políticos han tenido que responder a las presiones de los ciudadanos, que ven como los precios de las casas crecen muy por encima de sus salarios. El propio Primer Ministro, Wen Jiabao, ha reconocido recientemente que no sabe cuándo comenzarán a bajar los precios.
La hermana mayor, Haiping, es el ejemplo perfecto de esta situación. Durante cinco años, ha vivido con su marido en una habitación de 10 metros cuadrados. Su sueño es comprar una vivienda propia, pero la misión parece casi imposible: siempre hay alguien con más dinero.
Este es el argumento principal de la serie. Para comprar una casa, Haiping y su marido ahorran dinero, cenan todos los días noodles embasados, piden préstamos a la familia y renuncian a vivir con su hija. Son también las dificultades a la hora de comprar una casa las que están a punto de acabar con su matrimonio. “Su casa se ha convertido en su tumba”, dice su hermana pequeña. Millones de chinos comparten la misma suerte.
La habitación de 10 metros cuadrados de Haiping y su marido
Los hijos
En los primeros capítulos de la serie, Haiping da a luz a su hija Ranran. Sin embargo, la ciudad es dura para una niña pequeña, sobre todo cuanto tus padres no tienen demasiado dinero. ¿Dónde va a dormir la niña? ¿Quién va a cuidar de ella? Entre el poco espacio con el que cuentan en su casa y el poco tiempo libre que tienen, acaban mandándola a casa de los padres de ella, en el pueblo, donde sus abuelos están encantados de ocuparse de Ranran.
En cuanto su hija se va, a Haiping se le rompe el corazón… ¿Ha hecho lo correcto? ¿Cómo puede una madre desprenderse así de su hija? Todas las semanas Haiping llama a Ranran por teléfono, aunque la conversación se tiene que interrumpir a los pocos minutos; ella y su marido están pasando tantas dificultades que a duras penas pueden permitirse la factura del teléfono. Cuando un año después acude a ver a su hija al pueblo, Ranran ni siquiera reconoce a su madre. Una situación que comparten millones de campesinos llegados a las ciudades en los últimos años, que ven como sus hijos crecen a cientos de kilómetros de distancia.
Desigualdades
En Woju se pueden ver dos mundos, dos ciudades, dos Chinas. La primera es la de la gente normal y corriente como Haiping o Haizao, que tienen que pelear día a día para sobrevivir. Comparten casa, no tienen contactos en la ciudad y comen en los restaurantes más baratos. La causa de la mayoría de sus problemas (incluso de pareja) es el dinero: no tienen dinero para comprar una casa, no tienen dinero para que su hija pueda vivir con ellos, no tienen dinero para divertirse.
En la misma ciudad, otra China rica disfruta de todas las atracciones de la gran ciudad. El personaje que encarna esta China es Song Siming, un alto y corrupto funcionario del Gobierno con el que Haizao tiene relación por motivos de trabajo. Song Siming conduce un Audi, tiene varias casas y mucho dinero. No hay problema que no pueda solucionar con una llamada de teléfono. Cuando Haizao acude en su ayuda y le pide prestados 60.000 yuanes (unos 6.000 euros, un dineral en China), Song Siming casi responde con una sonrisa. Eso es calderilla para él.
La amante
La atractiva hermana menor, Haizao, cada vez se acerca más al exclusivo mundo de Song Siming. Aunque éste es una persona mayor, casado y con una niña, Song Siming se convierte en su escalera para salir de la pobreza. Y él está más que dispuesto a comprar una joven belleza como Haizao. Una vez más, este es un fenómeno frecuente en la China de hoy: los funcionarios del Gobierno y los hombres de negocio utilizan su dinero y contactos para obtener mujeres veinte años menores. Y ellas les utilizan para comprarse ropa, pagar el alquiler o tener un coche.
Woju muestra esta situación de una forma casi natural. Song Siming no es el típico rico arrogante, sino un hombre elegante y con poder que se siente fascinado por Haizao. Ella no es una cara bonita sin ideas, sino una mujer inteligente que está cansada de que su novio le ofrezca un futuro como el de su hermana: sin casa, sin hijos y comiendo todas las noches noodles embasados.
Song Siming representa todo a lo que Haizao aspira: una vida cómoda y sin problemas. “Sólo tienes que preocuparte de tu felicidad, del resto me encargo yo”, le dice Song en uno de los capítulos. Poco después le dará dinero para que se compre ropa. Más tarde ayudará a su hermana a encontrar una casa mientras se muda. Después solucionará un enredo de Haizao en el trabajo. Más tarde le dará directamente una tarjeta de crédito. La vida con Song Siming es fácil; y para alguien pobre en la China de hoy, eso es mucho.
La relación entre Haizao y Song Siming ha sido una de las historias más comentadas en fórums de Internet. En una encuesta realizada en la web de Sina, 6.447 personas fueron preguntadas sobre qué hubieran hecho ellas en la vida real: escoger a Song Siming, el oficial rico corrupto, o a Xiaobei, su cariñoso y entrañable novio de la Universidad. Un 46,2% frente a un 22,% se quedó con Song Siming. La respuesta fue que “el amor con beneficios económicos es mejor”.
Inmigrantes
En China se calcula que hay unos 150 millones de inmigrantes que viven en la ciudad pero que no están registradas en ellas (les falta el famoso hukou). Como se quejaban 13 periódicos chinos hace algunas semanas, este sistema de registro limita los derechos de estos inmigrantes en su propio país, ya que que tienen más dificultades para acceder a la sanidad y la educación.
Woju muestra a la perfección esta discriminación entre locales y foráneos: en la ciudad donde se desarrolla la acción, llamada Jiangzhou pero que todo el mundo identifica con Shanghai, los locales siempre tienen más posibilidades.
Dignidad
En general, la serie muestra lo dura que es la vida en China. A pesar del desarrollo económico de los últimos años, el gigante asiático sigue siendo un país bastante pobre, con muchas desigualdades y donde la mayoría de la gente las pasa canutas. Un país donde los más ricos se aprovechan de su poder y donde las desigualdades son enormes.
Cuando hace poco Wen Jiabao dijo que quería “que la gente normal tuviera más dignidad” (una frase que emocionó a muchos) se refería a acabar con las injusticias y miserias que viven personas como Haiping y Haizao. Es decir, a acabar con todo lo que se ve en Woju.
Más
► Todos los capítulos (ligeramente censurados) de la serie se pueden ver en Youku (en chino)
► Danwei: Narrow Dwellings (en inglés)
► Chinayouren: Snail House, a tale of modern China (en inglés)
un artículo muy interesante.
Aupa Dani, gracias por linkear. Que bueno, no me entere de la encuesta en Sina, aunqueo la verdad es que tampoco me sorprende mucho el resultado.
Por cierto, un detalle mas que vi hace 2 semanas: durante el NPC en una rueda de prensa, el cabeza del comite del partido en Shanghai, Yu Zheng Sheng, dijo que le gustaba mucho WoJu y que recomendaba a todos los demas cuadros del partido que lo vieran… Y eso que el partido lo habia censurado en la tele!
jeje… esas las contradicciones de la clase política china. Aunque últimamente yo tengo la impresión de que todos se quieren presentar como los defensores del pueblo, de los laobaixing, y aprovechan cualquier oportunidad para hacerlo.
Gracias a ti por tu blog, te seguiré enlazando.
En Youtube hay algunos episodios subtitulados en inglés, pero por desgracia muy pocos. Una pena, porque engancha bastante la serie de marras…
100% cierto. Y todaveda este1n preoes los que critican al Chavo del 8 y creen que un magicuento del chaqueto de Rius sustituye 4 af1os de formacif3n universitaria. Humor y cultura son dos te9rminos por deme1s sobrevalorados en este paeds